La Fe ya se encontraba de camino hacia la carrera oficial y Descendimiento iba a ser la primera cofradía del centro en salir a la calle. La Banda de Nuestro Padre Jesús Nazareno, con su personalísima impronta y muy pocas horas después de que hubiera terminado la procesión del Señor de Huelva, acudía al porche de San Pedro para ir a recoger al Señor del Descendimiento, en unos momentos en que Huelva se recuperaba de la Madrugá y se preparaba poco a poco para vivir el Viernes Santo.

Esta estación de penitencia era la primera después de la reelección de Manuel Martín como hermano mayor el pasado mes de septiembre,

La salida del misterio de esta cofradía por el porche de la parroquia mayor es de por sí, uno de los acontecimientos de nuestra Semana Santa. La belleza del paso, el juego y equilibrio de las imágenes que realizara León Ortega y el entorno suponen todo ello, un deleite para los que contemplan la comitiva en estos primeros metros de su itinerario. Cuando el misterio llegó a la plaza, toda esta zona de la ciudad estaba convertida en un foco de atracción cofrade ineludible, porque a escasos metros se ultimaba otra salida en La Soledad.

Con un hermoso exorno floral de iris blanco, Nuestra Señora de la Resignación iniciaba su recorrido acompañada por el Liceo Municipal de Música de Moguer. Así con sus dos pasos, Descendimiento iba llenando este Viernes de sobriedad y dolor mostrando una vez más toda su belleza, en las estrechas calles del centro y en su acercamiento por la calle Bocas hasta la carrera oficial, de la que La Resignación salió a las 23:00.

Ya en la recogida los titulares fueron objeto del cariño de los devotos que se lo expresaron en saetas en la plaza de San Pedro a pie de acera y a escasos metros del final de su estación de penitencia. La plaza, iluminada sólo con los pasos y los cirios, se convirtió en un escenario sobrecogedor de meditación y respeto.