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Nueva movilidad y transportes

El patinete eléctrico, en el punto de mira en San Fernando

  • Aumentan los desplazamientos en patinete en La Isla y con ello las quejas de los ciudadanos por su mal uso 

  • El gobierno aún trabaja en una ordenanza de movilidad que los regule

Una joven maneja un patinete eléctrico por el carril bici de Arenal, en el lateral del parque Almirante Laulhé.

Una joven maneja un patinete eléctrico por el carril bici de Arenal, en el lateral del parque Almirante Laulhé. / D.C.

La proliferación de patinetes eléctricos en San Fernando resulta más que evidente. Y el aumento de usuarios –de todas las edades– y de desplazamientos –no solo de ocio, sino también para ir al trabajo, por ejemplo– conlleva el incremento de quejas de ciudadanos preocupados por el mal uso y las consecuencias que puede acarrear especialmente para los peatones. La falta de una ordenanza específica que los regule, la norma en vigor desde hace dos décadas los prohíbe y la prevista aún no ha salido adelante, tiene en vilo a vecinos y usuarios de estos vehículos de movilidad personal.

Patinetes que se cruzan a gran velocidad en las inmediaciones de un parque y están a punto de chocar entre ellos. Usuarios que circulan por un carril bici pero que llegados a un rotonda no respetan la prioridad del vehículo que circula por ella y mantienen la marcha sin frenar. Patinetes por aceras y parques –da igual lo concurridos que estén–, que no atienden a la presencia de peatones o a las maniobras de los coches. Son situaciones vividas por conductores y peatones de San Fernando, que advierten de que cada vez son más constantes, pero sobre todo de su peligrosidad. Sus quejas se centran en el comportamiento del usuario de estos patinetes, pero también en la sensación de falta de control policial.

Al principio, cuando comenzaron a utilizarse, la Policía Local sancionaba su uso, e incluso los requisaba. "Algunos agentes aplicaban la ordenanza en vigor, que los prohíbe", recuerda Adrián García Odriozola, representante de la Asociación para la Movilidad Personal y Ecológica de la provincia de Cádiz (AMPEC). Ahora permite su uso, y solo impide la circulación cuando detecta una conducción peligrosa. "Si el comportamiento es inadecuado se interviene", abunda el concejal de Movilidad y Transporte, Francis Posada.

El problema, tercia Adrián García es otro, es la falta de norma municipal, que "no hay amparo legal". Pone un ejemplo: "En un transito correcto en un carril bici en mal estado el usuario no tiene si se produce un siniestro, una caída, derecho a reclamación porque transita contra la ley", en referencia a la prohibición que recoge la ordenanza actual. Las indicaciones de la Dirección General de Tráfico son, a su entender, unas instrucciones, pero señalan a los ayuntamientos para que regulen de manera expresa. "No vincula legalmente", insiste, porque solo aclara la categorización como vehículo que tiene prohibido conducir por aceras y por vía interurbana y sí puede hacerlo por las urbanas. "Los usuario, con ese desamparo, van por donde se sienten más seguros, porque no hay una ordenanza municipal que les permita circular por vía urbana, porque no se han cambiado las señales de límites de velocidad de las vías de un carril por sentido. Si tienen un accidente, es menos gravoso por la acera que yendo por carretera en estas circunstancias", expone.

"Sin ordenanza no hay campaña de concienciación, no hay aceptación de otros ciudadanos y conductores de otros vehículos"

La asociación de usuarios de vehículos de movilidad personal nació hace tres años y ya entonces tuvieron reuniones con responsables municipales. Meses después, detalla este representante, se reunieron con los concejales Jaime Armario y Francis Posada, y la relación fue buena posteriormente. "Había buenas expectativas, hicieron promesas de actualización de la ordenanza. Redactaron un texto, dimos nuestro punto de vista y presentamos varias alegaciones que mejoraban el contenido. Se supone que estaba en trámites, pero ahora nos dicen que hay un nuevo texto y mientras los patinetes continúan sin una regulación municipal", lamenta.

A finales del año pasado desde el gobierno municipal se presentó la nueva ordenanza de movilidad que debía pasar todo el proceso para su aprobación. Sin embargo, se ha optado por una nueva norma, más completa que la anterior, donde la prioridad absoluta la tiene el peatón, pero en la que la figura de bicicleta o los vehículos de movilidad personal tienen un papel fundamental, especialmente por que se apuesta por un transporte intermodal, que combine el uso de estos medios con el vehículo particular y el transporte público, tanto el autobús como el tren o el tranvía.

"Se trabaja en una ciudad con una circunvalación interna y dentro de ella en supermanzanas con circulación alrededor, que incide en los aparcamientos tácticos, con el objetivo de reducir la presencia del vehículo tradicional en el centro", plantea Posada.

Un apartado de esta nueva ordenanza se dedica al patinete, cuyo uso estará regulado, más allá de las cuestiones que ya recoge la DGT, aclara. "Van a tener su espacio en la ciudad, porque encaja muy bien con el objetivo, permiten una movilidad fluida y es un transporte poco contaminante", insiste el concejal de Movilidad.

Mientras esa regulación llega, la Policía Local, insiste, actúa cuando comprueba que hay una conducción peligrosa y sancionan si son reincidentes. "Es clave el comportamiento del usuario porque hablamos de un vehículo con gran movilidad, que coge cierta velocidad y con capacidad de desplazamientos laterales rápidos. Por eso, es importante la concienciación de quienes los manejan", defiende.

"Una colisión o un atropello con patinete no es cualquier cosa, va descubierto, desprotegido, sin casco, de pie, a cierta velocidad..."

También se refieren a ese comportamiento algunos ciudadanos cuando plantean el problema existente con los patinetes. El exceso de velocidad (ya sean porque están trucados y superan el límite de 25 kilómetros a la hora o porque se marcha rápido a pesar de la presencia de peatones o coches), el uso por más de una persona –cuando está fijado que se trata de un vehículo unipersonal–, el manejo del móvil u otros dispositivos durante su conducción o la utilización de auriculares (cuestiones también prohibidas por Tráfico) son otros elementos que afianzan el malestar de los isleños.

"Entiendo las quejas de los vecinos porque haya un mal uso y exigimos que se sancione a los malos usuarios. Pero sin ordenanza no hay campaña de concienciación, no hay aceptación de otros ciudadanos y vehículos. Necesitamos una ordenanza justa y adecuada a las circunstancias", insiste el representante de AMPEC, que señala como responsables de las situaciones de peligro a los propios dirigentes municipales.

Las consecuencias de la proliferación del patinete se perciben en los servicios sanitarios. "Este verano he podido ver tres o cuatro accidentados, yo solo", comenta un médico de Urgencias, que recuerda el caso de una chica que murió en la UCI el año pasado por un traumatismo craneoencefálico tras una caída. Algunos usuarios colisionan, otros se caen. "Pueden darse un golpe en la cabeza que les haga un hematoma o provocar un traumatismo facial. Hay gente que se ha roto huesos de la cara y han tenido que operarlos", describe. "Haya o no ordenanza depende del comportamiento del usuario, de la velocidad a la que vaya, de por dónde circulación. Una colisión o un atropello con patinete no es cualquier cosa, va descubierto, desprotegido, sin casco, de pie, a cierta velocidad...", advierte después de tratar a accidentados que van de los 18 a los 35 años. Ponen en peligro a otros peatones, peor si cabe en el caso de los mayores a los que una mala caída puede provocar roturas de cadera.

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