Salud en tus manos

El cuidado de nuestra salud comienza en la infancia

Hace un año, asistí a una conferencia del Dr. Valentín Fuster, en donde me impactaron dos frases:

“La vejez se puede empezar a controlar ya desde el nacimiento” y “para que los adultos den importancia al s salud y la tengan como una prioridad en sus vidas, deben comenzar temprano, siendo niños”.

Así pues, el artículo de hoy, viene siendo eso, el inicio de nuestra salud desde la infancia. Se ha observado que un elevado consumo de azucares refinados y un consumo bajo en frutas y verduras, es un factor de riesgo de enfermedades crónicas.

Este patrón alimentario durante la infancia se relaciona con un estado inflamatorio crónico vinculado a factores de riesgo cardiovascular.

Un elevado consumo en la infancia de azucares y alimentos procesados, y bajo en frutas y verduras es un factor de riesgo de enfermedades crónica, Este patrón alimentario durante la infancia se relaciona con el estado inflamatorio, que mantenido en el tiempo se vincula a factores de riesgo cardiovascular cuya aparición se está observando a edades más tempranas.

Cuando la inflamación es aguda, nos protege ante agresiones externas. Es beneficiosa cuando es puntual.

Cuando la inflamación se mantiene en el tiempo, también llamada inflamación de bajo grado acorta la esperanza de vida, acelera el envejecimiento y promueve enfermedades degenerativas como diabetes, depresión, deterioro cognitivo, osteoporosis, pérdida de masa muscular, fibromialgia, enfermedades cardiovasculares, enfermedad renal y cáncer.

Este tipo de inflamación es cada vez más frecuente y aparece a edades más tempranas.

Hay un estudio en una revista de Nutrición, realizada por investigadores españoles, en el que se demuestra la asociación entre los patrones alimentarios y el estado inflamatorio en niños.

Se estudiaron a 4000 niños de diversos países de Europa, incluida España de entre 2 a 9 años, con dos mediciones con intervalo de dos años.

Se identificaron tres patrones alimentarios:

  • El patrón “proteína animal e hidratos de carbono refinados”, (carne y pan blanco)
  • El patrón “alimentos azucarados y procesados” (dulces industriales) y
  • El patrón “saludable” (verduras y frutas)

Estos patrones se identificaron según un cuestionario de frecuencia de consumo de alimentos que incluía 41 ítems alimentarios.

Aquellos niños que se incluían en el patrón “alimentos azucarados y procesados” tenían una frecuencia de consumo elevados de productos azucarados, como zumos de frutas, refrescos azucarados, y dietéticos, cereales azucarados, cremas de chocolate, kétchup, chocolatinas, caramelos, galletas, pastas y helados.

Asimismo, presentaban una mayor frecuencia de consumo de patatas fritas, embutidos, carne, mayonesa, hamburguesas, salchichas, kebabs y una baja frecuencia de vegetales cocidos, fruta fresca, agua, cereales integrales, yogurt, pescado, queso o pasta en comparación con los otros dos patrones.

El grupo de investigación ha comprobado que ellos niños que se mantenían en el patrón “alimentos azucarados y procesados” presentaban un 39% más de probabilidades de tener un estado inflamatorio elevado, en comparación con aquellos niños que se incluían en el patrón saludable, independientemente del género, edad, educación parental, índice de masa corporal, zona geográfica y medicación previa a la extracción sanguínea para el estudio.

Los resultados de este estudio ponen de manifiesto la importancia de una dieta saludable desde las etapas más precoces de la vida. La disminución de alimentos azucarados y procesados junto en el aumento de los alimentos de origen vegetal en la infancia es necesaria con el fin de evitar este estado inflamatorio crónico, para ello disminuir el riesgo de enfermedades cardiovasculares en el futuro.

Siempre les digo a mis pacientes que somos lo que comemos, enseñemos a nuestros hijos a comer bien, y a prevenir de esta manera enfermedades en el futuro, es mejor una manzana, una pera un melocotón, que un zumo embotellado.

Estamos en un país con dieta mediterránea, no la perdamos, y no perdamos de vista el futuro de nuestros hijos.

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