Fortalecer la sanidad

Seremos optimistas siempre que podamos articular un proyecto compartido

Si finalmente se consolida el control de la pandemia, algo que es posible pero sobre lo que no debemos confiarnos, se abrirá una etapa en la que lo prioritario será fortalecer y reconstruir al sistema sanitario.Hay un efecto general de la pandemia en el normal funcionamiento del sistema, que ha condicionado un deterioro de muchos aspectos e indicadores. Sus principales consecuencias son el retraso en el diagnóstico de muchas enfermedades, una afectación del seguimiento de las patologías crónicas o un retraso en la respuesta quirúrgica en determinados problemas de salud que, entre otras consecuencias, supone un incremento notable de las listas de espera.

Los problemas de salud mental se han visto incrementados por el impacto de la pandemia en la vida de la gente y han puesto en evidencia carencias previas en la respuesta que se venía dando a este ámbito de la atención sanitaria. De hecho, la salud mental es un área de actuación que supone una clara asignatura pendiente.

Y no menos importante es el impacto en los profesionales por las carencias iniciales, la sobrecarga de trabajo o por las incertidumbres vividas en las primeras etapas de la pandemia del Covid-19. Todas estas circunstancias requieren la puesta en marcha de una estrategia específica para una gestión de personal que tiene el desafío de cuidar y reforzar a nuestros profesionales sanitarios. Este colectivo ha sido un elemento clave para afrontar la pandemia. La gestión de profesionales requiere un replanteamiento en profundidad para superar los problemas crónicos que afectan al bienestar organizativo de los mismos y a su motivación.

Finalmente, la necesidad de modernizar nuestras estructuras asistenciales con la incorporación de nuevas tecnologías diagnósticas y de los adecuados sistemas de digitalización, ponen a prueba nuestra capacidad de situar al sistema sanitario en el lugar que corresponde para volver a ser un sistema capaz de alcanzar las mejores cotas de excelencia.

El desafío es muy relevante y requiere un esfuerzo extraordinario que se debe dirigir con un nuevo proyecto estratégico que debe ser muy sólido y solvente, lo cual requiere un liderazgo político y técnico con una fortaleza que sólo se puede conseguir desde el consenso y la participación.

La sanidad pública debe ser una de las prioridades de la agenda política y social en los próximos años y debe recibir el impulso necesario para reformar y reconstruir lo necesario, al tiempo que deberá contar con una importante inyección de recursos.

La Atención Primaria y la Salud Pública tienen que ser áreas prioritarias para asegurar el rol de protección de la salud que pueden ejercer en beneficio de la sociedad. Los retos son muy trascendentes y merecen el mejor y mayor esfuerzo posible.

Es importante subrayar que ante las circunstancias actuales, podemos ser optimistas siempre que seamos capaces de articular un proyecto estratégico compartido, en el que haya espacio y debate para la planificación de las líneas de acción, la participación de profesionales y ciudadanos y la evaluación de resultados.

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