El helado es el dulce por excelencia del verano. Es cremoso, de potente sabor y, sobre todo, está fresquito, algo que resulta esencial en nuestra 'ligera' dieta de temporada. Apetece a cualquier hora del día y, todo sea dicho, si elegimos una variedad pesada, nos enfrentamos a una bomba calórica. Y es aquí dónde aparece la compleja relación entre la alimentación y el sueño. Además de aportarnos una buena dosis de azúcar antes de dormir, tomar helado tras la cena puede aportar un inconveniente extra en tu sueño. Según advierte un artículo en Eat This, podría interrumpirlo.

Los estudios hasta ahora apuntan que una dieta rica en sal y azúcares provocan un peor descanso; mientras que comer más verduras, fibras y grasas saludables ayuda a dormir mejor. En este sentido, la investigación ha encontrado que ingestas bajas en fibra y altas en grasas (saturadas) se vinculaban con sueños más ligeros, menos reparadores, y con más despertares durante la noche.

La acción del azúcar 

El helado, elaborado a partir de lácteos conlleva buen aporte de grasas saturadas. No es el único ingrediente de este placentero producto que se asocia con una peor calidad del sueño. El azúcar, que ya sabemos que no es un gran aliado para ningún plano de la salud, también conduce a un peor descanso.

La explicación de por qué el azúcar perjudica tanto el sueño como la vigilia se encuentra en la hormona llamada orexina, que dentro de sus funciones la regulación de funciones como el insomnio.  Cada vez que consumimos algo dulce, el azúcar inhibe la actividad de esta hormona, ésta reduce sus niveles y por ende induce al mal dormir.

Eso sí, tanto el exceso como la ansiedad por comer algo dulce en las noches incide negativamente en la calidad y cantidad de sueño que necesitamos para reparar nuestro cuerpo y nuestro cerebro. Si decides tomar algo de azúcar, trata de que no contenga grandes cantidades y que también te aporte otros nutrientes. 

Otra investigación del The Journal of Clinical Sleep Medicine encontró que una mayor cantidad de azúcares añadidos conduce a un sueño más ligero con más despertares durante la noche. Entre los motivos de esta asociación, está una posible alteración de los ritmos circadianos.

Estos por lo general, marcan que una persona por el día esté activa y por la noche descanse. El cuerpo desciende la temperatura corporal y la frecuencia cardíaca, lo que induce un sueño profundo. Pero las cenas ricas en carbohidratos simples y azúcar hacen que la frecuencia cardíaca y temperatura corporal se eleven hasta 8 horas después de la ingesta, como descubrió un estudio del Journal of Biological Rhythms. 

Otros ingredientes enemigos

Más allá del azúcar, tu helado favorito puede contener otro ingrediente que puede, a su vez, interferir en tu descanso. Y es que este postre puede contener cafeína. 

Para hacerte una idea de cuánta cafeína puede haber en tu helado, Häagen-Dazs afirmó en su sitio web que ''los niveles suelen oscilar entre cero y 35 miligramos por dos tercios de taza o bola de helado''. Si eres sensible a este estimulante, comer un helado de ciertos sabores por la noche podría estar afectando a tu sueño de manera casi indirecta. Y este inconveniente resultaría de todo menos dulce.