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Claves para conservar una buena salud de la próstata

  • La hiperplasia benigna de próstata es el cuarto problema de salud más frecuente entre los hombres de más de 50 años y la segunda causa de intervención quirúrgica.

LA próstata es una glándula exocrina, situada debajo de la vejiga de la orina. Su función consiste, junto con las vesículas seminales y glándulas periuretrales en la producción del liquido seminal, el cual es imprescindible para una buena  movilidad y fertilidad de los espermatozoides. Tiene, en el adulto joven, la forma de una castaña, con un volumen aproximado de unos 20 centímetros cúbicos, y está atravesada por la uretra.

 

Durante la eyaculación, la próstata se contrae, junto con las glándulas seminales, expulsando su contenido a la uretra.

 

La próstata aumenta progresivamente de tamaño a partir de los 35-40 años, pudiendo en algunos casos hacerlo de forma excesiva, y llegando con el paso de los años, generalmente a partir de los 60, a tener ya un  gran volumen, denominándose entonces Hiperplasia Benigna de Próstata (HBP). 

 

Dependiendo de hacia dónde se produzca este crecimiento comprimirá algunas de los órganos y estructuras de su vecindad, como la vejiga de la orina o la uretra que discurre por su interior, ocasionando unos síntomas característicos. 

 

En ocasiones una próstata aumentada de tamaño no comprime ninguna estructura y es totalmente asintomática, pasando desapercibida. En la práctica se asume que solo un 50 % de los hombres con cambios histológicos van a presentar  síntomas prostáticos y solicitar asistencia médica.

 

Sólo debemos valorar una próstata grande como patológica: si existe clínica compatible o si se detecta en el tacto rectal un nódulo prostático.  

 

Otros factores de riesgo son el antecedente familia en primer  gradar de padecer HBP, la raza, siendo más frecuentes  en la  negra y menos en los orientales, quizás debido a que en estos países el consumo de fitoestrogenos y carotenos es superior.

 

Se barajan otros factores de riesgo pero sin que al día de hoy tengan  una confirmación definitiva, tales como la obesidad, el consumo excesivo de alcohol, la vasectomía o el tabaquismo.

 

Los síntomas de la HBP los podemos dividir  en irritativos debido a la compresión de la vejiga de la orina, obstructivos por compresión de la uretra, o postmiccionales, tal como se muestra en la tabla.

 

Generalmente en cada paciente  se manifiestan síntomas  de los tres grupos pero lo más habitual es que predominen los de uno de ellos , lo cual es importante a la hora de elegir el tratamiento más adecuado. Existe un cuestionario, denominado IPSS, consistente en 7 preguntas con seis opciones de respuesta que valora los distintos tipos de síntomas y que es de gran ayuda para el médico, pues le permite cuantificar los síntomas  de un modo subjetivo. medir como la enfermedad afecta a la calidad de vida, monitorizar la progresión de la enfermedad y la respuesta al tratamiento.

 

Dentro de los distintos tipos de exploraciones  que ayudan al diagnostico tiene   un gran valor el tacto rectal pues permite valorar el tamaño prostático, si existen nódulos, asimetría, dolor a la palpación, etc. lo cual es muy importante para ayudar a confirmar la sospecha de HBP y hacer el diagnostico diferencial con otras patologías como prostatitis y cáncer.

El PSA, un marcador útil del tejido prostático 

En cuanto a la importancia de una prueba muy extendida y conocida como es el PSA , debemos saber que no es un marcador especifico de carcinoma, sino de tejido prostático. Por tanto a medida que con la edad aumenta el tamaño prostático, aumenta  su nivel en sangre, siendo esto normal , dentro de unos márgenes  bien establecidos y conocido por los médicos. Es decir para cada edad el valor del PSA es distinto. A mayor edad, mayor PSA. Generalmente aparece elevado, por encima de los márgenes establecidos en todas las enfermedades prostáticas, y también puede aumentar transitoriamente en algunas circunstancias como realizarse un masaje prostático, eyaculación reciente o retención aguda de orina reciente.

Claves del  abordaje de la enfermedad 

Diagnóstico. ¿Quién debe solicitar una prueba de PSA?

Una cuestión que suele dar lugar a cierto grado de polémica es a quien se le debería solicitar esta prueba. Se recomienda a  todos los varones mayores de 50 años que presenten síntomas prostáticos; a pacientes mayores de 45 años con un antecedente familiar de primer grado con cáncer de próstata o mayor de 40 años con dos o más antecedentes familiares. La controversia surge en sí debería pedirse a los pacientes asintomáticos mayores de 50 años, puesto  que los estudios nos muestran que son frecuentes los falsos positivos ( PSA elevado sin que exista ninguna enfermedad prostática) , que dan lugar a la realización de biopsias prostáticas innecesarias.

Clínica. Pruebas complementarias y elección de tratamiento

Otras pruebas a realizar cuando aún existen dudas diagnosticas  o para definir con mayor exactitud el alcance y características de cada caso, son la analítica de orina, urocultivos ,nivel de creatinina en sangre, ecografía y flujometria. Parece bastante claro que los 3 pilares para el diagnostico de la enfermedad son unos síntomas compatibles y característicos, el tacto rectal y la PSA. Una vez  diagnosticada la enfermedad y dependiendo de varios factores se optara por alguna de las terapias farmacológicas existentes. En los casos más evolucionados, que precisen sondajes uretrales por retención de orina u otras molestias,  se recomendara  el tratamiento quirúrgico, con alguna de las muchas técnicas existentes. 

Prevenir. Medidas higiénico- dietéticas recomendadas

Se aconseja restringir la ingesta de líquidos (nunca menos de 1,5 litros al día), en especial antes de acostarse o de salir en publico. Asimismo es importante evitar el consumo de alcohol y las bebidas con cafeína, así como las comidas picantes y evitar el estreñimiento. Además, es necesaria la revisión de la medicación que pueda tomar para otras enfermedades, que pueden ser perjudícales para esta enfermedad. Se recomiendan técnicas de reentrenamiento de la vejiga y el uso de técnicas de distracción y de relajación para controlar los síntomas irritativos. En la técnica de "doble vaciado vesical", después de terminar de orinar se aconseja descansar un poco y orinar de nuevo.

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