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Arquitectura más humana para que el paciente se sienta como en casa

  • El diseño de los hospitales ha cambiado ostensiblemente en los últimos 70 años

  • El siglo XX dejó una herencia de hospitales fríos, poco humanizados, que ahora empieza a revertirse

Kalida Sant Pau, construido en el Hospital sant Pau de Barcelona, obra de la arquitecta Benedetta Tagliabue.

Kalida Sant Pau, construido en el Hospital sant Pau de Barcelona, obra de la arquitecta Benedetta Tagliabue. / m.g.

"Los edificios que albergan hospitales son fríos, poco personales. Y, cuando se produce el diagnóstico -con un gran impacto sobre el paciente, como puede ser un cáncer, se plantean muchas preguntas referentes al pronóstico, al futuro inmediato, posible curación o efectos secundarios- el ambiente hospitalario no facilita sosegarse y tener una visión serena", explica el doctor Agustí Barnadas, director del servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Sant Pau de Barcelona.

El oncólogo ha participado esta semana en la presentación del edificio Kalida Sant Pau, "con una estructura que favorece que el paciente se sienta como en casa, en la que el punto de encuentro es la cocina abierta. Esta iniciativa nos va a permitir sumar esfuerzos para que los pacientes, sus familias e incluso sus amistades, vivan el proceso del cáncer de la mejor manera posible y con mejor calidad de vida. Pretendemos acompañar a estas personas que deben afrontar esta dura experiencia. De este modo podrán reaccionar de una manera más adecuada frente a un tratamiento que puede ser agresivo, con efectos secundarios y con secuelas a medio o largo plazo".

Los centros son eficientes, pero no han sabido favorecer el bienestar en su entorno

La utilización de recursos naturales como la luz o un entorno agradable para pasear, con árboles y plantas juega un papel fundamental.

"La idea de conjuntar la arquitectura con estos elementos ayuda a la creación de un ambiente mucho más acogedor que el hospitalario", añade Barnadas. Kalida Sant Pau se construye en el Recinto Modernista del Hospital de Sant Pau, considerado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad, fue diseñado hace más de 100 años por el arquitecto modernista Lluis Domenech i Montaner. Cuenta con amplias zonas ajardinadas que pretendían animar al paseo de los pacientes durante su convalecencia y este aspecto se ha querido potenciar en la construcción del nuevo centro.

"Sebe recordarse que tan importante es el entorno como la actividad que en él desarrollaremos, prestar un apoyo psicoemocional y práctico: todo tiene que favorecer el acompañamiento del paciente y de su familia, dando valor añadido a la labor que ya realizamos en el hospital", destaca.

El edificio es obra de la prestigiosa arquitecta Benedetta Tagliabue, autora de edificios considerados obras maestras -como el Parlamento de Edimburgo- y que ha donado el diseño del nuevo centro. Asimismo, es la directora del estudio EMBT, que fundó en 1994 en Barcelona con su marido, el también arquitecto Enric Miralles y que falleció de un tumor cerebral en 2000.

En su opinión, los hospitales dan un servicio "muy eficiente", "pero no se ha tenido nunca en consideración el parámetro del bienestar en un entorno que cura, más humanizado. Ahora somos más conscientes de este tema y es necesario conseguir esa sensación de que el paciente se sienta como en casa".

Como recuerda, cuando a su marido le trataron de cáncer en Estados Unidos, le llamó la atención la ausencia de ventanas y de luz natural en el hospital. "Es como si vivieras en un sótano. Y estás en un momento tan delicado de la vida en que cualquier pequeño detalle es importante y en el que la atención debe ser integral".

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