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La hora de los valientes

  • El tren de la permanencia pasa por Mérida

  • La plantilla del Recre visita el Estadio Romano con la intención de lograr tres puntos vitales, pero también de demostrar su personalidad

Lazo intenta robar el cuero a un jugador del Melilla en el penúltimo encuentro del Decano en el Nuevo Colombino.

Lazo intenta robar el cuero a un jugador del Melilla en el penúltimo encuentro del Decano en el Nuevo Colombino. / josuñe correa

Queda en el aire una sensación de vacío, de hastío, de frustración... Está sabiendo a tan poco la temporada del Recreativo que no quedan ganas ni para el postre. La recta final del campeonato mantiene al Recre luchando por un objetivo, casi siempre engancha más tener un trayecto que recorrer que transitar por la medianía, pero las ansias del Decano eran llegar con vida a este punto para luchar por el ascenso y se ha encontrado en su particular Día de la Marmota. Otra vez asomado al abismo, con medio cuerpo fuera y con el pensamiento de que había plantilla para más, para mucho más.

El choque ante el Villanovense fue un reflejo de la temporada. El Recre quiso y no pudo, al rival le bastó con elevar el nivel de intensidad y agresividad para frenar a un equipo con buenas condiciones, pero carente de alma, de espíritu. La de equipos con carencias que tocaron la gloria por competir por encima de lo que decían sus capacidades. El problema es que Negredo repitió una canción que ya sonó con anterioridad, curiosamente después de jugar ante el mismo rival, aunque en su campo.

Las ausencias de Natalio y Gorka garantizan la titularidad de Boris

El técnico demandó más por parte de sus jugadores. Sin querer entrar en lecturas equivocadas, el madrileño le pegó un tirón de orejas en público a la plantilla, como un padre que corrige a un hijo en medio del parque. Se espera que el plantel reaccione, pero también que el preparador vallecano sepa jugar sus cartas, siendo rígido y apartando al que entre en el vestuario mirando al suelo. Se puede perder, pero lo importante es que al final del partido todo el mundo se pueda mirar a los ojos para poderle levantarse unido y sin reproches.

No le queda otra al míster albiazul que plantear una revolución. En la búsqueda del carácter competitivo la puerta de la titularidad se abre de par en par para Diego Jiménez y Núñez. Al extremo le bastaron veinte segundos el pasado domingo para echarse al suelo a rebañar un balón y hacerle el entender a algunos de sus compañeros de qué iba la película. Y, claro, si se pide corazón lo lógico es que Ale Zambrano también regrese al once, entre otras cuestiones porque en la deslocalización del Decano el mediocentro se ha quedado solo y es incuestionable que el Recre le duele, más allá de lo profesional.

Las bajas de Gorka y Natalio dejarán a Boris como referencia ofensiva una semana más. Al catalán se le puede reprochar que no esté acertado de cara a gol, pero no se puede decir que juegue con el freno de mano echado. Iván Malón o Casado seguirán jugando para aportar una experiencia y veteranía que Negredo reclamó a voces en su última comparecencia pública. Un mensaje que podría devolver a Jonathan Vila a la alineación inicial.

En frente estará un Mérida que ha vivido en el surrealismo. Los emeritenses destituyeron a Nafti para volver a contratarlo y ahora parecen haber repuntado, pero sin llegar al nivel esperado al comienzo del ejercicio. Con Santi Villa recién recuperado de una lesión y Kike Pina de baja, parece que la banda izquierda del cuadro romano atraviesa horas bajas. Por contra, con el retorno del técnico tunecino se ha reactivado un viejo conocido de la afición albiazul, Iván Aguilar, que llegó desde Logroño acompañado de Germán para darle profundidad al ataque extremeño.

A estas alturas las finales no se juegan, se ganan. Al Recre le restan siete y la realidad es que interesa poco la calidad del juego albiazul. La afición quiere sentir, que le hablen desde el corazón y no hay mejor lugar para empezar que Mérida.

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