Salmerón quiere un equipo serio, fuerte y armado para la categoría. Sobre el papel no difiere de lo que cualquier entrenador pregona cuando se sienta en un banquillo de la categoría, pero luego la realidad en muchas ocasiones difiere de la teoría y la planificación toma derroteros bien diferentes a lo que el sentido común impone para la Segunda B. Es una lección de la que el Decano parece haber tomado buena nota después de tres temporadas luchando por eludir el descenso a Tercera y especialmente tras una última con altas expectativas que terminó en fiasco absoluto.
El tándem Salmerón-Carazo trabaja para construir un bloque de Segunda B, algo tan básico pero que tanto echó en falta el Recre en los últimos tiempos. Con dos primeras campañas condicionadas por las dificultades para su configuración en pleno proceso de expropiación y los últimos coletazos de la era Comas, no fue hasta la pasada cuando el Decano tuvo la oportunidad de poner en pie un proyecto definido con Javi Casquero al mando. Entonces un plantel con nombres llamativos demostró no ser un bloque competitivo para la categoría al que los problemas externos y la bisoñez al mando terminaron por hundir. No está el Decano dispuesto a más experimentos.
El Recre ha aprendido de los errores. Los 10 fichajes que lleva realizados el Recre hasta el momento doblan en partidos a los 15 que la pasada campaña tuvo Casquero a sus órdenes más los futbolistas que ya estaban en el plantel. La quincena de nuevas caras que aterrizaron en el Nuevo Colombino acumulaban entre todos 559 partidos en Segunda B, con una media de 37 por cabeza. Los 10 recién llegados que tiene en su plantilla ya Salmerón cuentan con 738 y 74 de media. Justo el doble. La lección está clara. Y faltan todavía por llegar otros 6-7 jugadores que responderán a ese perfil tan definido.
Del ejercicio anterior ningún fichaje sumaba más de 100 partidos en la categoría. El más veterano era Marc Martínez con 92. Incluso hubo tres debutantes como Casado, Malón y David Segura. El segundo con más partidos era Santi Luque con 75. Futbolistas como Sergio González, Julio, Traoré o Jonathan Vila prácticamente no tenían experiencia en una competición tan compleja y nunca habían jugado en el grupo IV. Para otros como Carlos Calvo fue una novedad a la que nunca se adaptaron. De los tres refuerzos del mercado invernal sólo Iván Agudo conocía de verdad la Segunda B.
Son lecciones que tanto Salmerón como Óscar Carazo tienen muy presentes en la configuración de la actual plantilla. Cuatro jugadores de los diez que ya han llegado al Recre superan los 100 partidos en Segunda B. Borja Díaz, Carlos Martínez, Pina y Caballé tienen experiencia de sobra. Todos ellos han disputado fases de ascensos con sus equipos anteriores y alguno saboreó la gloria. Caye roza la centena con sus 98 encuentros pese a su juventud. Sólo hay tres futbolistas con una experiencia testimonial como Andrade, Iván González (cuya dilatada carrera fue siempre en categoría superior) y Lázaro. Iago Díaz y Fernando Llorente suman medio centenar de apariciones en la categoría de bronce. Un bloque curtido y hecho para la dureza que le espera.
A estos hay sumar el año extra que en el caso albiazul cuenta por varios por todo lo acontecido de quienes siguen de la temporada pasada. Así, de los siete futbolistas que permanecen de momento en el plantel sólo los sub-23 David Segura y Víctor Barroso y Natalio suman una experiencia mínima en Segunda B. No así hombres como Marc, Diego Jiménez, Traoré y Vila, que parten con tiros dados de más.
Los equipos de Segunda B compiten primero como bloques y luego como individuos y ahí entra en juego los elementos que defiende Salmerón. Solidez y hechuras para la categoría. Un bloque de Segunda B armado para la pelea que le espera.
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