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La Platea

Sintiéndolo poco

Seguramente sea debido a que, tras lo de Antequera, no daba ni medio duro -no me escondo- porque este equipo remontara el vuelo tan pronto, pero el 13 de 15 reciente me parece muy bueno por mucho que sea un notable bajón no ganar en casa de un equipo que andaba regular, siendo el empate un pinchacito que se agrava lo suyo porque el Antequera no afloja. A uno lo de Utrera le olía a partido trampa, pero trampa-trampa-trampa, tras el pico alcanzado ante el Burgos y por ser nuestro último querido enemigo, 3ª RFEF mediante, con ciertas patadas, codazos traicioneros y asuntos pendientes que siempre cuentan, claro que cuentan. Ese tiro al poste cuando el telón se estaba cerrando me lo confirmó: vale, es un punto decente, pero esta afirmación se autodestruirá si no se vence al filial sevillista el domingo.

Con un tercio de liga en el bolsillo es tan evidente (y más tras lo de Dopi) que necesitamos fichar mucho y muy bueno arriba que intentaremos no repetir la obviedad más veces, aunque si todo cambia y de repente empezamos a marcar de cuatro en cuatro me volveré a envainar mis palabras y volveré a disfrutar como un cochino, faltaría más, con ese hecho. Y lo haría con todo el gusto del mundo, como lo haré con nuestra selección, que me ilusiona lo justito… primero, por cierto frentismo cansino del entrenador y, segundo, por las que creo que son demasiadas ausencias extrañas. Ojalá me callen porque las victorias se le caigan a España de los bolsillos desde el primer día; sí, soy de los que siempre quiere que ganen los míos aunque no los comande ni jueguen mis preferidos, qué le vamos a hacer. Así que si Luis Enrique y compañía vuelven a hacer un muy buen papel en una cita grande lo festejaremos reconociendo la inevitable evidencia, con todo el gusto y sintiéndolo poco, a diferencia de lo nuevo de Sabina a quien, ay, los sectarios de siempre ya le han llamado, qué sorpresa, fascista. Madre mía. Hay quien no se cansa de dar vergüencita ajena. En fin, ellos sabrán. A lo nuestro, a por los rojiblancos, que la caza antequerana no puede esperar.

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