Recreativo de Huelva

El Recreativo de Huelva, en descomposición

  • El Decano y el Tudelano son los únicos de los más de 100 clubes de Segunda B que no han puntuado en las 5 últimas jornadas. Ya sólo queda tener un final digno y no arrastrar más el escudo

La plantilla ha ofrecido un rendimiento muy por debajo de lo esperado.

La plantilla ha ofrecido un rendimiento muy por debajo de lo esperado. / A. Domínguez

El Recreativo de Huelva espera que este nefasto 2020-21 termine cuanto antes. El equipo está sentenciado y salvo un milagro, y de los grandes, el Decano consumará este fin de semana su segundo descenso de categoría, que le llevará a jugar la próxima temporada en la quinta división nacional.

Ya no queda ni la esperanza de acabar en cuarta posición y albergar una mínima posibilidad de no bajar en caso de que hubiera alguna renuncia o desaparición de algún club.

Un descenso en una temporada es grave pero no una hecatombe; dos descensos en un año es casi una sentencia, y más en un club como el onubense que necesita una renovación total. A día de hoy el Recre es un club sin presidente, con un consejo de administración, un director deportivo y un entrenador que saben que no van a seguir y con una plantilla que en su mayoría se marchará de Huelva dejando al equipo dos categorías por debajo de cuando ficharon.

El Recreativo y el Tudelano (del grupo 2 de la fase de ascenso a Segunda A) son los únicos clubes de los más de 100 que integran la Segunda B que aún no han puntuado en las cinco últimas jornadas. El equipo está en clara descomposición y las principales críticas de la afición en las redes sociales apuntan a la plantilla, y más en concreto a los jugadores.

Nadie podía pensarse a principios de temporada que el Recreativo iba a terminar siendo uno de los peores equipos de la tercera categoría nacional; el equipo tenía, a priori, una buena mezcla de juventud y experiencia, con jugadores contrastados y otros con ‘hambre’ de ganarse un nombre. Pero el devenir de las jornadas iba dejando claro que luchar por el ascenso a Segunda era imposible; con el paso de las semanas el objetivo de la Primera RFEF (o Segunda Pro como también se le ha llamado) se fue alejando, y ahora, cuando faltan tres semanas para que acabe la competición, el Decano ha firmado su sentencia.

Muy pocos jugadores han ofrecido el rendimiento que se esperaba de ellos; los jóvenes no han terminado de explotar, los veteranos han mostrado síntomas de decadencia, y los pesos pesados no han ejercido el liderato que se les presuponía. A eso se suma que ninguno de los tres técnicos (Claudio Barragán, Antonio Calle y Carlos Pouso) que ha tenido el club en este proyecto ha sabido dar con la tecla y sacar el máximo partido de la plantilla. Si a eso se une que el Decano lleva más de 15 meses sin ganar fuera y que presenta muchas carencias... todo eso forma un cóctel muy peligroso que le ha llevado a consumar la peor temporada de su centenaria historia.

La afición, la única que ha dado la talla durante la temporada, ha aguantado hasta el final, pero viendo que no hay solución ha explotado. La desmotivación es evidente y lleva semanas reclamando un final digno, que no se arrastre el escudo del Decano por los campos de fútbol de toda España, pero ni eso. El equipo no transmite nada y habrá que ver la próxima temporada cómo se traduce ese desgaste, cuántos socios perderá el club por un año como el que se está viviendo.

Y a este calvario aún le quedan tres capítulos para que se cierre: El Ejido (este domingo en el Nuevo Colombino), la visita al Granada B, y para cerrar, la visita del Lorca a Huelva. Un triste final para una temporada vital, en la que se sabía que habría una reestructuración, en la que estaban depositadas muchas esperanzas que se han transformado en decepción y hastío.

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