Recreativo

Luto albiazul por la pérdida de Curro Rodríguez Asuero

  • Fisioterapeuta de la edad dorada del Decano y cofrade respetado y admirado por todos

Curro Rodríguez Asuero, en el Nuevo Colombino, donde tan querido era.

Curro Rodríguez Asuero, en el Nuevo Colombino, donde tan querido era. / h. información

Jornada de luto y tristeza para todo el recreativismo y para la familia cofrade onubense, que ayer recibió la triste noticia del fallecimiento de Curro Rodríguez Asuero, fisioterapeuta albiazul en la etapa más gloriosa del Decano y un hombre muy querido por la Semana Santa de Huelva. Bollullero de nacimiento y onubense de residencia y corazón, era diplomado en Fisioterapia por la Escuela de Sevilla, hoy facultad. Una repentina enfermedad se llevó a un hombre entrañable cuyas manos cuidaron de las piernas de los astros albiazules desde 1999 a 2010. Fue también fisio de deportistas como Diego Moisés Santos.

Su club de toda la vida y su casa durante años mostró su consternación. El Recre dio el pésame a sus seres queridos en nombre de todos los recreativistas. Antiguos compañeros, exfutbolistas y aficionados anónimos se sumaron al pesar por su inesperada pérdida. La misa exequial en su memoria se celebrará mañana 1 de agosto a las 11:00 en la iglesia de Cristo Sacerdote.

Junto al Decano y su profesión, su otra gran pasión fue la Semana Santa, en la que fue una figura igualmente querida y respetada. Dos familias tan estrechamente unidas como la cofrade y la albiazul lloran la pérdida de un profesional que siempre será recordado. De la unión de su faceta profesional y su pasión nació Bajo la trabajadera, una obra de referencia en la que fue capaz de profundizar en el mundo del costal tanto desde el punto de vista de un fisioterapeuta como desde la devoción.

Curro Rodríguez Asuero tuvo una importante trayectoria como cofrade de Huelva, participó de las primeras cuadrillas de hermanos costaleros, cuando no era tan fácil sacar los pasos pero se le ponía toda la ilusión, el alma y la cerviz. En estos inicios del costal estuvo especialmente vinculado a las hermandades de Mutilados y Judíos.

Su forma de ser, abierta, alegre, amigo de sus amigos, preocupado por todos en lo profesional y en lo personal le llevó a ser capataz de pasos, en los que no solo supo llenar las trabajaderas sino también llevar las imágenes con la dignidad y el buen saber andar con el que aquí se llevan los pasos. Fue capataz del Cristo del Buen Viaje, de su Hermandad de los Judíos, y también del Cristo de la Victoria, en la de Mutilados. Un año también estuvo al frente de la cuadrilla del palio de la Virgen de la Victoria. En esta trayectoria también hay que sumar el palio de la Virgen de la Resignación.

Después de unos años en los que dejó de sacar pasos volvió a Huelva desde Lepe -donde era capataz del Cristo de la Salud-, a su Hermandad de la Redención, en la que ya había sido capataz. Llegó en un momento crucial para la corporación del Domingo de Ramos y supo devolverle al paso del Señor el aire cofrade que necesitaba llenando sus trabajaderas y dejando a un lado tiempos difíciles por los que se pasó en su ausencia. De esta forma, se hizo pieza fundamental en el nuevo camino de la cofradía, la que hace seis meses le nombró hermano de honor. Aquí estaba muy ilusionado, no era para menos por los éxitos cosechados, que no son otros que tener una cuadrilla más allá de costaleros, sino de amigos. A ello se le suma que su hijo Dani iba con él como segundo capataz. Este año fue contertulio de la Tertulia Cofrade El Aguaó de este diario.

Buen profesional, recreativista y mejor cofrade. Descanse en paz.

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