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Estación de penitencia (0-0)

  • Un Decano sin alma suma un pobre empate ante el Villanovense, que eludió la pelea en todo momento

  • Sólo la salida de Núñez en la segunda mitad permite al Recre competir

Núñez se marcha de un defensor del Villanovense durante la segunda mitad del encuentro.

Núñez se marcha de un defensor del Villanovense durante la segunda mitad del encuentro. / fotos: josué correa

El recreativista lleva su penitencia con profunda preocupación. Ser del Decano de un tiempo a esta parte se ha convertido en un ejercicio de fe, de creencia en una tierra prometida que no llega. Acudir al Nuevo Colombino cada quince días tiene mucho de estación de penitencia, de peregrinar resignado detrás de un escudo que sostiene en pie el recreativista por mucho que se empeñen quienes lo deberían defender sobre el césped en mancillarlo. Y ese camino que no termina se vuelve cada vez más oscuro, mas incierto y más pesado. La Tercera División ya no es una pesadilla, es una posibilidad muy real que la falta de alma de gran parte de esta plantilla acerca peligrosamente. Cada semana que pasa es más cercana.

El triste punto logrado contra el Villanovense mantiene todo igual. Las mismas distancias sobre el abismo gracias a que por detrás hubo un parón generalizado. En condiciones normales tras sumar un punto de nueve, el Decano estaría hoy hundido en puestos de descenso. Que nadie confunda la clasificación con la realidad. O el equipo reacciona ya y gana un par de partidos o la agonía final puede ser insoportable para muchos.

Jugó ayer el Decano con el Villanovense como podía haberlo hecho con cualquiera. El problema no está delante, sino dentro. El rival no es el oponente, sino el propio Recreativo. El espectáculo mostrado ante los extremeños no es más que una gota más en un vaso ya colmado de paciencia. El futuro de este club está en manos de una plantilla que no está a la altura, que carece del alma necesaria para luchar por la supervivencia de la entidad, para morir por un escudo que pesa como una losa sobre la espalda de muchos futbolistas a los que la falta de carácter los tiene bloqueados y para sacar al club de un agujero en el que lo han metido ellos. Falta sangre, mucha sangre. Los nombres y los currículos de este Decano no sirven para nada.

La salida de Antonio Núñez con 39 años en el minuto 50 puso la cara colorada a más de uno. Fue lo único positivo de un partido para olvidar. Al capitán le duele y lo demuestra. Va al choque, muerde, mete la cabeza, provoca faltas, mete intensidad y gana las disputas. Se ofrece siempre y cuando la pierde lucha para recuperar el balón. Le falta la potencia habitual por la baja prolongada, pero su corazón es suficiente para demostrar a sus compañeros lo que es defender un escudo.

El choque fue un despropósito que permite poco análisis. Una primera parte sonrojante en la que una ocasión de Boris a los diez minutos fue todo. Un chispazo de Lazo permitió al delantero plantarse ante el meta Leandro. Su remate con el exterior lo sacó bien el portero. Ya no hubo más salvo algún intento extra de Lazo, el único que al menos quiso la pelota. Negredo se equivoca si tira de los supuestamente mejores. En este Recre alguien debe plantarse ante los futbolistas, mirar a los ojos y exigir un paso al frente de aquellos que se sientan con la personalidad suficiente para dar la cara. De poco vale lo que se muestre en un entrenamiento cuando el problema no es futbolístico sino mental. Aquí deben jugar los que estén dispuestos a hacerlo.

La primera mitad de hombres como Toni Robaina o Iván Agudo fue desastrosa. El equipo en la pizarra quiso tener la pelota. Su rival decidió que no se jugase con faltas y continuas interrupciones. En cuanto el choque fue una pelea desaparecieron los blanditos albiazules. Así la imagen fue la que fue. Ya se sabe que cuando hace falta intensidad… Apaga y vámonos.

La mejoría en la segunda mitad no fue más que la consecuencia de la entrada de Núñez. Un futbolista que da lo que tiene, que no está a su mejor nivel y que a pesar de todo es capaz de enchufar a la grada y con su ejemplo influenciar al grupo. Con su salida al campo pareció repuntar algo el partido. Le bastó con ganar las disputas, meter un mínimo de intensidad y provocar varias faltas. Suficiente para demostrar que con muy poquito más hubiese sacado adelante el partido el Recre. Lástima que no haya muchos más como él. Quizá no haya para once Núñez, aunque si hay tres o cuatro más deben estar todos sobre el césped juntos.

El fútbol no apareció por más que el Recre fue algo mejor. El Villanovense renunció de forma descarada al partido. Parecía detectar que su rival era inofensivo. Si defendía se llevaba un punto. Si atacaba quizá generase espacios que le hiciesen perder. Se replegó para dejar correr el reloj. No peligró el 0-0 hasta el minuto 87 cuando Boris encontró un balón dentro del área que mandó a la grada. Fue todo. Punto a punto el camino será interminable.

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