Menos dosis, menos efectos · Desde la aparición del Enovid 10, la primera píldora de la historia, se ha trabajado en la línea de mantener la eficacia anticonceptiva con la menor dosis posible. Actualmente las píldoras contienen 50 microgramos de etinilestradiol, lo que se denomina baja o ultrabaja dosis, y con esa disminución se ha logrado reducir también los efectos secundarios. Las dosis de hormonas de las primeras píldoras eran hasta 650 veces mayor que las actuales.

Distintas generaciones · Actualmente ya hay cuatro generaciones de píldoras anticonceptivas que se dividen en dos tipos según su composición: combinado de estrógenos y progestágenos o sólo progesterona.

Nuevas presentaciones · Tras la píldora, se han desarrollado otras presentaciones como el anillo vaginal, el parche transdérmico, inyectables, implantes intradérmicos y dispositivos de liberación intrauterina.

Beneficios adicionales · Algunos ginecólogos, basándose en estudios científicos, defienden los beneficios que la píldora tiene para la salud, independientemente de su función anticonceptiva. Entre otros, protege del cáncer de endometrio y de ovario, disminuye la probabilidad de tener una anemia, mejora los síntomas asociados a la menstruación, y constituye un tratamiento del acné.

Otras vías de administración · Los últimos avances se han centrado en el desarrollo de nuevas vías de administración y en la síntesis de nuevas sustancias que incrementan el potencial benéfico de los anticonceptivos, como la drospirenona, un gestágeno que en EEUU se administra también para tratar el síndrome premenstrual.