Desaparecido en Candón

La última pista sobre Jorge Alamillo en Bonares no tiene éxito por el momento

  • Empleados de Giahsa aseguran haber visto a un hombre parecido físicamente rebuscando en un contenedor de basura

  • La familia del joven valverdeño, en paradero desconocido desde hace dos meses y medio, sigue sin perder la esperanza

Un familiar muestra el cartel de la desaparición de Jorge Alamillo en un móvil.

Un familiar muestra el cartel de la desaparición de Jorge Alamillo en un móvil. / Javier Monterroso

“Nadie desaparece mientras alguien le esté buscando”. Esta frase del portavoz de la familia de Jorge Alamillo Malavé sigue fortaleciendo una búsqueda que ya ha superado los dos meses y medio sin noticias certeras de este valverdeño de 41 años desaparecido durante la jornada del domingo 24 de mayo mientras daba un paseo por el entorno natural de la aldea beasina de Candón. Tampoco ha dado frutos, por el momento, la última pista recibida desde Bonares.

Durante este tiempo, familiares, amigos y vecinos se niegan a olvidarle. Provincias enteras están empapeladas con el cartel de la desaparición, y por las redes sociales circulan diariamente publicaciones sobre su búsqueda; incluso personas anónimas han decidido cambiar su foto de perfil por la cara de Jorge. Por el momento, todos estos esfuerzos son en vano.

No obstante, desde la familia agradecen la colaboración desinteresada de estos ciudadanos: “Estamos desesperados y con mucha incertidumbre, aunque estamos muy apoyados y eso se agradece muchísimo en estos momentos, porque sabes que la gente colabora. De hecho, gracias a esa contribución nos llegan noticias y seguimos con la investigación, de lo contrario sería muy complicado”, corresponde su primo, David Mora.

Los avisos sobre posibles avistamientos de Jorge no han cesado en este tiempo. El último procede de Bonares, donde trabajadores de la empresa pública Giahsa aseguran haber visto hace unos días, de madrugada, a una persona con características físicas similares rebuscando en un contenedor de basuras. “Estos empleados nos comentaron que este individuo trataba de esconderse, tapándose la cara”.

Como en otras ocasiones, sus familiares acudieron al lugar, pero no hallaron nada. “Hemos buscado durante bastantes días por la zona, pero no hemos encontrado a nadie. El aviso nos llenó de esperanzas, porque es el mismo lugar donde se le vio en un primer momento”, matiza el portavoz, quien lamenta que, cuando el objetivo es esquivo, vuelve el hundimiento.

Imagen de Jorge Alamillo Malavé facilitada por la familia. Imagen de Jorge Alamillo Malavé facilitada por la familia.

Imagen de Jorge Alamillo Malavé facilitada por la familia.

Puede ser que sea él, que no se haya movido de aquella zona y que no haya sido capaz de verle nadie. Esa incertidumbre la tenemos. Nadie le ha vuelto a ver, ni nosotros ni los trabajadores de Giahsa. Te llenan de esperanzas estas pistas, pero cuando no hallas nada te vienes abajo de nuevo, la verdad”.

Hay otros escenarios diferentes en los que los allegados de Jorge han acudido al lugar donde se le ha podido ver y se topan con una persona distinta a la que quieren abrazar. “Tenemos esperanzas de encontrarle con vida. No la vamos a perder nunca. Cuando nos venimos abajo, más fuerza cogemos. Le vamos a encontrar, estoy convencido. Más tarde o más temprano, sabremos la verdad”. Son los deseos de todos en boca del primo del joven desaparecido.

El portavoz no esconde lo que es un pensamiento a voces: el caso es un misterio. “Lo que nos tiene más preocupados es que no haya ningún rastro por ningún lado. Una persona enajenada se puede perder, pero tarde o temprano alguien le ve. Jorge es una persona que habla mucho, no es retraído. Ahora, sin la medicación, puede estar diferente, pero no quiere decir que no dé señales de vida. Eso nos tiene extrañado. Hemos rastreado todo el terreno y no hemos encontrado nada de nada. Además, si hubiese tenido algún accidente, ya hubiésemos dado con él”.

La espera hasta encontrar a Jorge está mermando la integridad de sus padres y hermanos: “Tienen una preocupación y un dolor constante. La esperanza te ayuda a levantar el ánimo y continuar la lucha, pero es muy complicado llevarlo. Intentamos volver a la normalidad, pero sólo lo conseguimos a ratos. Como siempre no vamos a estar. En Candón, igual. La conversación sale cada cinco minutos, aunque intentamos no estar siempre hablando de lo mismo. Entre todos, nos apoyamos”, explica su primo David.

Sobre el paradero del teléfono, nada se ha vuelto a saber. El último informe de la compañía situaba el terminal, antes de apagarse, en un radio de acción de 27 kilómetros, que se rastrearon por tierra y aire desde el primer día. “Fue una desilusión porque esperábamos datos más concretos. Lo que muchas veces me planteo es que si hubiésemos tenido sus contraseñas, hubiésemos tenido alguna pista. No sabemos nada del móvil y ese es otro enigma del caso. Se apagó y no se sabe nada más de él”.

La posibilidad de que su primo pueda estar en algún pantano cercano a la aldea ahora mismo está totalmente descartada: “Los embalses no se han rastreado a fondo. La Guardia Civil los peinó. Ellos dicen que si un cuerpo se hunde sale a flote al cabo de los días. Luego, se vuelve a hundir, pero salen a flote los órganos. Es macabro, pero es así. Se ha descartado, porque no hay indicios de nada”, concluye.

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