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El sector del porcino ibérico teme a los efectos colaterales de la gripe

  • Ganaderos y productores advierten de que es más peligrosa la histeria colectiva que el virus · El riesgo está en otra caída del consumo tras un pésimo 2008

El V Congreso Mundial del Jamón abrirá hoy sus puertas en Aracena mirando de reojo a la evolución de la nueva gripe. A los organizadores no les preocupa el virus sino que se asimile la gripe con el consumo de carne de cerdo. Ese es el único temor: la histeria colectiva que campa por el mundo y que por ahora ha llevado a Rusia a cerrar las exportaciones de porcino españolas y a Egipto a iniciar la matanza indiscriminada de animales sanos.

José Antonio Pavón, director gerente de la Denominación de Origen Jamón de Huelva, no entiende por qué la Federación Rusa cierra el mercado al porcino español cuando "se trata de una enfermedad humana" y además desde Naciones Unidas se asegura que no existe ninguna necesidad de sacrificar animales para prevenir la circulación del virus al tiempo que el mal no se contagia a través del consumo de carne de cerdo.

Basta con mirar la lista de países de los congresistas invitados al Congreso: España, Estados Unidos, Canadá, Argentina, Uruguay, Reino Unido, Italia, Suiza, Méjico, Portugal, Francia o Alemania, para comprobar el nulo interés que en Rusia existe por el ibérico español.

Pavón resalta que las exportaciones de ibérico de Huelva a ese país son puramente testimoniales y se limitan a un mercado de alto poder adquisitivo. Otra cosa son los subproductos como el tocino, donde sí existen mayores intereses comerciales. Pavón se muestra contundente: "La Sierra no vive de Rusia".

Las cooperativas y pequeños productores también temen más a la mala imagen que al virus. Agustín González, presidente de Ovipor y representante de más de un centenar de productores de porcino ibérico, cree que algunos países "pueden utilizar las barreras sanitarias como nuevo método para controlar los mercados, ya que no existen otras razones para ello, y el cierre de fronteras".

Hoy por hoy el virus de la crisis económica y financiera está resultando más dañino para el sector ganadero de Huelva que la mal llamada gripe porcina, que incluso ha cambiado su denominación para no crear confusión en el consumidor. Y es que el consumo de productos derivados del cerdo ibérico ha disminuido en toda España.

El sector calcula que desde primeros de año el consumo ha caído en torno a un 30%.

Precio de la arroba

Según el balance de la Denominación de Origen Jamón de Huelva, en 2007 se comercializaron 42.000 jamones y paletillas, con una estimación de valor de mercado de 11,5 millones de euros. Oficialmente no se conocen los datos de 2008 pero ha bajado la producción y también los precios debido a factores como la saturación del mercado de ibérico y cebo. En concreto, el precio de la arroba ha pasado de los 28 y 30 euros a menos de 18.

Por eso, el objetivo de los industriales es centrarse en las exportaciones ante el estancamiento que se detecta en el comercio de porcino español.

Los grandes productores, Consorcio de Jabugo, Sánchez Romero o la Denominación de Origen han anunciado que aprovecharán esta coyuntura para afianzarse en países de Asia, Suramérica, China o Estados Unidos. De momento, el grueso de las exportaciones se destina a países de la Unión Europea como Francia, Alemania, Holanda e Inglaterra.

Los últimos datos dados a conocer sobre la cabaña de cerdos ibéricos calculan 150.000 ejemplares procedentes de las dehesas de Huelva, ubicadas principalmente en el Andévalo y la Sierra. De ellos, 106.000 corresponden a la zona de influencia de la Denominación de Origen y 41.000 de Consorcio de Jabugo.

Por su parte, Julio Revilla, presidente del Grupo Consorcio de Jabugo, de Iberraice y del Consejo Social de la Universidad de Huelva, recuerda en las vísperas de la inauguración del Congreso Mundial del Jamón que "de acuerdo a los datos sobre países importadores de jamones y paletas curados y deshuesados, en varias zonas europeas, sobre todo Escandinavia, existe una nula o baja tradición y cultura en el consumo de jamones y embutidos curados y la entrada de los productos ibéricos ha sido casi exótica, de manera lenta y con un continuo esfuerzo divulgador para que comprendan, tras aceptar su calidad, su elevado precio respecto a productos italianos o franceses".

Con respecto a Australia, ha comentado que "es un continente de alto poder adquisitivo, con una población que crece al ritmo de su floreciente economía, que produce, exporta y consume productos del cerdo pero que hasta hace muy pocas fechas desconocía la existencia de los productos ibéricos y al que le cuesta trabajo entender su precio y el enorme atractivo que origina en los españoles".

A pesar de esta barrera cultural, se consiguió la exportación de jamones y paletas, aunque siempre deshuesados, con lo que su corte y presentación difieren de lo tradicional. La venta sigue un ritmo creciente pero muy lento pues el cambio cultural que requiere tardará tiempo en producirse, añade Julio Revilla.

Respecto al mercado americano, Julio Revilla ha precisado que "en los últimos tiempos ha alcanzado un alto nivel de desarrollo y comercialización de productos gourmet, entre los que los ibéricos pueden tener un destacado puesto en competencia con las marcas italianas muchas veces fabricadas en el mismo país que cuenta con 50 millones de ciudadanos con raíces transalpinas".

Para Revilla, el problema norteamericano radica más en "las dificultades sanitarias impuestas por las autoridades USA y canadienses, que hacen muy difícil y costosa la decisión de acometer las inversiones en infraestructuras, procedimientos y cultura higiénico-sanitaria requeridos".

Pionero

El presidente del Grupo Consorcio Jabugo señala que en México y otros países de cultura y amplia colonia española "está siendo más fácil la entrada y comercialización de productos ibéricos, aunque algunos de ellos requieren inspecciones específicas de las instalaciones, pero con requisitos menos estrictos que los impuestos por Estados Unidos".

Hasta el momento, Japón fue el primer país asiático que abrió sus fronteras a los productos ibéricos en el año 2000 y continúa siendo el primer comprador de estos productos, seguido de Corea del Sur y China. Este último país abrió sus fronteras a los productos porcinos españoles y de otros países europeos hace un año.

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