Fiesta de la Luz en El Rocío

El rosario y la vigilia preceden a la presentación de los niños a la Virgen

  • Rino Fisichella, presidente del Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, preside los actos litúrgicos de la Candelaria

La aldea presenta un gran ambiente este fin de semana.

La aldea presenta un gran ambiente este fin de semana. / Correa (Huelva)

La Hermandad Matriz de Almonte celebra este fin de semana la Fiesta de la Luz, conocida popularmente como La Candelaria, en el santuario de El Rocío, una cita que recuerda el pasaje bíblico de la presentación de Jesús en el templo y que este año es más especial si cabe por ser el de la Venida de la Blanca Paloma a Almonte.

En la jornada de ayer los cultos se iniciaron a las 20:00 con el santo rosario, presidido por el Simpecado de la Hermandad, y que transcurrió por el itinerario tradicional por las calles de la aldea.

Luego tuvo lugar el acto de entrega del título de hermandad filial a las nuevas rocieras de Baeza, Sabadell y Garrucha. Con ellas son ya 124 las filiales de la Matriz de Almonte.

Hora y media más tarde se celebró la vigilia mariana, con exposición del Santísimo. Desde Italia llegó para presidir esta celebración monseñor Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización y del Consejo Internacional de Catequesis.

Hay que destacar que desde 2017 el Papa Francisco encomendó los Santuarios al Dicasterio para la Nueva Evangelización y, por tanto, es quien debe aprobar que el Santuario del Rocío sea Santuario Internacional. La vigilia estuvo cantada por la Coral Polifónica de Isla Cristina.

Pero si hay un momento entrañable será el que llegará a las 12:00 de hoy: la presentación de niños a la Virgen. Es, sin duda, uno de los actos más multitudinarios y emotivos del fin de semana en la aldea. Estos momentos de hoy estarán acompañados por los sones de la escuela de tamborileros de la Hermandad Matriz.

Aunque esta fiesta del 2 de febrero cae fuera del tiempo de Navidad, es una parte integrante del relato de navidad. Es una chispa de fuego, una epifanía del día cuadragésimo. Navidad, epifanía y presentación del Señor son tres paneles de un tríptico litúrgico.

Esta celebración, la Fiesta de la Luz, es antiquísima y de origen oriental. La iglesia de Jerusalén la celebraba ya en el siglo IV. Se conmemoraba allí a los cuarenta días de la fiesta de la Epifanía, el 14 de febrero. La peregrina Eteria, que cuenta esto en su diario, añade que se "celebraba con el mayor gozo, como si fuera la Pascua misma".

Desde Jerusalén, la fiesta se propagó a otras iglesias de Oriente y de Occidente. En el siglo VII, si no antes, había sido introducida en Roma. Se asoció con esta fiesta una procesión de las candelas.

Entre las iglesias orientales se conocía esta fiesta como La fiesta del Encuentro (en griego, Hypapante), nombre muy significativo y expresivo que destaca un aspecto fundamental de ella: el encuentro del Ungido de Dios con su pueblo. San Lucas narra el hecho en el capítulo 2 de su Evangelio. Obedeciendo a la ley mosaica, los padres de Jesús llevaron a su hijo al templo cuarenta días después de su nacimiento para presentarlo al Señor y hacer una ofrenda por él.

Esta celebración comenzó a ser conocida en Occidente desde el siglo X con el nombre de Purificación de la bienaventurada Virgen María, por lo que fue incluida como fiesta mariana. Pero esto no era del todo correcto, ya que la Iglesia celebra en este día, esencialmente, un misterio del Señor.

En el calendario romano, revisado en 1969, se cambió el nombre por el de La Presentación del Señor. Esta es una indicación más verdadera de la naturaleza y del objeto de la fiesta. Sin embargo, ello no quiere decir que se infravalore el papel importantísimo de María en los acontecimientos que la Diócesis onubense celebra. Los misterios de Cristo y de su madre están estrechamente ligados, de manera que nos encontramos con una especie de celebración dual, una fiesta de Cristo y de María.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios