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La provincia perderá el 7% de su producción aceitunera en dos décadas

  • Un estudio asegura que el cambio climático provocará la bajada de las cosechas. La variedades picual y verdial son las que mejor resisten mientras la manzanilla sufrirá más las consecuencias

Tres agricultores varean olivos en la provincia de Huelva durante la pasada campaña.

Tres agricultores varean olivos en la provincia de Huelva durante la pasada campaña. / Josué Correa (Huelva)

El cambio climático tendrá un impacto directo sobre la agricultura onubense. Sus efectos se notan ya en las cosechas, los adelantos de las campañas por las diferencias términas o el descontrol en las estaciones. Para el sector de la aceituna supondrá una pérdida en los próximos 20 años del 7% de la producción, cifra que irá en aumento si no se frena el calentamiento global. Así lo asegura un estudio liderado por la Universidad de Córdoba, realizado en colaboración con el Centro de Investigaciones Geoespaciales de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Oporto (Portugal), que señala que el cambio climático provocará pérdida de producción de aceituna en Andalucía.

Ello evidencia, según ha informado la UCO, que no hace falta dirigir la mirada a los glaciares de Noruega, a los incendios de Australia o a las inundaciones en Brasil para ver los efectos del cambio climático, ya que en España también se comienzan a percibir cambios que se multiplicarán en los próximos años, y que no solo tendrán efecto sobre el clima, sino que también salpicarán al ámbito social y económico.

Este trabajo, en concreto, ha querido investigar cómo afectará el cambio climático a uno de los principales pilares económicos de la región andaluza y de Huelva, el olivar, y se ha servido de una herramienta conocida como ‘Modelo de Distribución de Especies’, que predice las zonas adecuadas para la presencia de una especie en función de características ambientales.

Primero han estudiado los cambios que se producirán en el clima andaluz y cómo estos influirán en la distribución de las principales variedades de olivo que se utilizan en la región. A continuación, han estimado, por provincias, cuál será la producción de aceituna en los próximos 20, 50 y 80 años, en base al cambio producido en las áreas adecuadas.

La fecha de floración tiene una importancia decisiva en el impacto del estrés térmico sobre el olivo, dado que las temperaturas máximas previstas en las nuevas fechas de floración que provocarán la subida de las temperaturas definirán el impacto del cambio climático .

El calentamiento global causa el adelanto de la fecha de floración y los riesgos térmicos

En cuanto a la producción, Huelva verá reducida su producción durante las dos próximas décadas en torno a un 10%, que irá en aumento hasta 2100. El impacto tendrá mucho que ver con la altimetría y las variedades. Así, su reflejo no será el mismo en zonas de almazara que en otras de verdeo y mesa, ya que la manzanilla es una de las más vulnerables al cambio climático.

Así, la provincia más afectada por el cambio climático será Sevilla, con una pérdida estimada en el año 2040 del 23,35 por ciento, y para el año 2100 esta cifra ascendería a casi el 30 por ciento. Se estima que Cádiz también sufrirá gravemente estos efectos, aunque se proyecta que para dentro de 20 años su producción se reduzca apenas un ocho por ciento, para el año 2100 esta cifra alcanzará el 24 por ciento.

El comportamiento de Málaga y Córdoba será parejo al de Huelva, entre el 18 y el 10%. En Almería y Granada, por su parte, la producción potencial de aceituna se verá incrementada en un 13 y un seis por ciento, respectivamente, para dentro de 80 años. Este aumento, según ha precisado Arenas Castro, “se produciría gracias a la potencial expansión de las variedades de picual y verdial a zonas más altas, como las de la Alpujarra”. Para Jaén, la principal productora de aceituna, las pérdidas no serán tan acusadas debido a que, precisamente, la variedad más utilizada es la Picual, una de las más resistentes.

Los cultivos resistirán mejor cuanta más altitud y más al norte se encuentren

A este respecto, el investigador del citado centro portugués, colaborador de la UCO y principal autor del trabajo, Salvador Arenas Castro, ha explicado que “el estudio desvela que se producirá una reducción del área disponible para el cultivo de la mayoría de las variedades de olivo estudiadas. Será debido, principalmente, al descenso de las precipitaciones y a la pérdida de humedad del suelo”.

En el caso de la variedad de olivo nevadillo, que se produce en la zona cordobesa de Sierra Morena, se estima que en 2100 ya no existirá área disponible para su cultivo. El cambio climático también afectará de manera importante a las variedades manzanilla, lechín y picudo.

En este sentido, el investigador ha avisado que, “si estos modelos predictivos ya auguran grandes pérdidas en las áreas adecuadas para las variedades de olivo más extendidas, las variedades más locales tendrán un gran riesgo de desaparecer, ya que son producidas en áreas mucho más pequeñas con condiciones climáticas más específicas y, por lo tanto, mucho más expuestas al cambio climático”.

Por el contrario, el área favorable para el cultivo de la variedad picual, la más extendida en Andalucía por su capacidad de adaptación a condiciones ambientales distintas, aumentará potencialmente un 25 por ciento. Esto es debido, principalmente, a que zonas actualmente más frescas de Almería y Granada, concretamente en la zona de la Alpujarra, se volverán adecuadas para su cultivo al incrementarse las temperaturas.

Según ha indicado el investigador, está demostrado que el cambio climático va a ser un factor muy importante en la distribución de las especies, tanto vegetales, como animales, a partir de ahora. Muchos estudios predicen que las especies se moverán hacia el norte y hacia zonas más altas y esta investigación demuestra que el olivar no es una excepción.

“El problema aparecerá cuando, para mantener el mismo nivel de producción, el olivar se tenga que trasladar a zonas situadas más al norte o con más altitud y entre en conflicto, no solo con otros cultivos, sino con zonas protegidas”.

Por su parte, el catedrático de Ecología de la UCO, Rafael Villar, que ha formado parte de este equipo de investigación, resalta la necesidad de que las administraciones públicas tengan en cuenta estas predicciones y hagan una planificación a largo plazo para evitar en lo posible que el cambio climático incida en la economía local. “También es necesario concienciar a la población de que el cambio climático no es un mito, que va a repercutir en nuestra calidad de vida y en nuestra economía local y que debemos hacer todo lo posible para evitarlo”, concluye.

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