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Al final el animal se adapta o muere

MUCHO antes de que la crisis se convirtiera en la coletilla de cada telediario, en el sector ganadero ya la estábamos sufriendo, antes que nadie. A partir de mayo del 2007 los cereales empezaron una carrera dislocada de precios en los mercados internacionales como consecuencia de las entradas masivas de los fondos de inversión especulativos en los mercados de futuros de las materias primas, huyendo del sector inmobiliario. Simultáneamente, esta situación provocó asimismo una bajada incontrolada de los precios en origen de todos los tipos de animales; formando en consecuencia la tormenta perfecta: para los productores.

Los comentarios y análisis de aquellos momentos sobre las razones de todo esto se referían a la gran demanda de China e India y la derivada de la producción de biocombustibles. Al final ni lo uno ni lo otro: pura especulación financiera.

Europa con su gran despliegue de grupos de "expertos" y "previsiones", su PAC, su chequeo médico, su reforma de OMC, ni puede ni sabe reaccionar para dar respuesta a dicha situación, ante la enorme magnitud de los errores garrafales y estratégicos a que nos han sometido durante la ultima década,.

Claro está que los gobiernos europeos ante dichas situaciones sólo dicen poder hacer lo que dice Bruselas. En definitiva nada.

Los productores europeos han aceptado y cumplen, desde hace mucho tiempo, la mejor normativa mundial que garantiza la seguridad alimentaría de la sociedad. No obstante, la Comisión sigue vomitando normativa (reglamentos, directivas y decisiones) sobre sanidad, condicionalidad, sostenibilidad, bioseguridad, y todos los ... dad que se les ocurran, claro está que cualquier ... dad, que se les ocurre supone un coste no sólo económico, sino también físico y psíquico para cualquier productor, que ya está perdido en medio de esa tormenta perfecta y de la que no ve ninguna salida.

Lo único que pueden hacer los ganaderos europeos, en el mejor de los casos, es planificar de la mejor manera posible el desmantelamiento de sus explotaciones, aunque esto no sea tan fácil como cuando un banco vende a un gobierno un activo tóxico para seguir pagando nóminas e incentivos multimillonarios de empleados y directivos respectivamente.

Mientras tanto, los agricultores piensan que ha llegado su momento de gloria y que por fin sus producciones alcanzarán el reconocimiento social y económico que merecen y ponen en marcha sus mejores sistemas productivos en todo el mundo, alcanzando en el 2008 récord de producción, de bajos precios y de pérdidas.

Antes, en septiembre del 2007, aparecía la gran esperanza europea, en este caso blanca, con un discurso sobre la agricultura europea que nos sobrecogió por su claridad de diagnóstico y tratamiento, que pretendió aplicar, cuando asumiese la presidencia en junio del 2008. Sarkozy, a pesar de las expectativas creadas, ha terminado pasando por la agricultura europea sin pena ni gloria, sin cumplir ninguna de las promesas que realizó en su famoso discurso de Rennes. Pero no hemos de preocuparnos puesto que en este novísimo año 2009 vendrán nuestros candidatos a eurodiputados a prometernos la solución a todos los problemas, aunque mucho me temo que los agricultores no acudan a la cita con las urnas.

Durante el 2008 hemos visto de todo lo visible: subida del precio de la leche, los cereales, el pan, los fertilizantes, el petróleo; y, al mismo tiempo, cómo la mayoría de estos productos se desplomaban. Y desde otro punto de vista no ha quedado ni un solo sector económico-social que no se haya visto afectado por esta crisis global, de la que desconocemos el final. Lo único que si parecemos tener claro todos es que los financieros, tanto locales como mundiales, con el debido beneplácito de los gobiernos, son los causantes de esta situación y los primeros en recibir las ayudas, con dinero de todos, para salvación propia -de mí a mé- con la promesa de que lo pondrán a disposición de las empresas rápidamente. Cosa que no han cumplido, como tampoco acaba de llegar el tan televisado y promocionado crédito ICO a unas empresas totalmente sumidas en la asfixia por la no renovación de los créditos obtenidos anteriormente sin ninguna dificultad.

¿De qué les sirve a las empresas el tipo de interés oficial fijado por el BCE?, si en la realidad no hay dinero que prestar porque ha desaparecido.

Podríamos hablar de cifras y datos, de cómo estamos desmantelando el sector agropecuario europeo, pero quién nos va a tener en cuenta ante la "importancia" que tienen sectores como la banca, la industria, el turismo o el paro. A un puñado de ilusos solamente nos queda la resignación de ver cómo van desapareciendo de nuestros campos personas, ganadería, superficies cultivadas, etc. etc., y no siempre como consecuencia de los mercados, ya que a eso estamos acostumbrados, sino porque psicológicamente no se puede seguir aguantando luchar contra una burocracia y unas normativas que no aportan absolutamente nada a los criterios en los que se basan. No obstante, el mundo no se acaba y nos adaptaremos a cualquier situación, porque como decía aquel profesor de patología: "al final..., el animal o se adapta o muere".

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