centenario de la coronación | ambiente en los días previos

La expectación inunda El Rocío

  • La aldea espera engalanada a la procesión extraordinaria mientras numerosos devotos visitan el santuario para ver los detalles que visten a la Blanca Paloma en estos días históricos

Días especiales y distintos, pero con el mismo denominador común de todo aquel que pisa la aldea del Rocío, una emoción y devoción absolutas por la Blanca Paloma. Desde el martes pasado la Virgen espera paciente con sus nuevas galas a que llegue la madrugada del sábado, para que su pueblo la saque en procesión por la aldea, en un acto extraordinario que mantiene expectantes a todos los rocieros. El Centenario de la Coronación Canónica de la Virgen del Rocío comienza a celebrarse de forma oficial. Atrás quedan muchos meses de preparativos por parte de la hermandad y también por parte del Ayuntamiento de Almonte que se erige como organizador de todo un despliegue de seguridad, propio de los planes especiales que se activan hoy por la celebración del magno evento.

El tono verde predomina en las banderolas que aparecen colgadas por balcones y cornisas de la ermita y los alrededores, haciendo un guiño -tal vez- al verde predominante en la marisma. En esta ocasión el paisaje que rodeará la procesión ha cambiado por ser otra época del año, una característica más de Doñana que también impregna los actos. Además, banderas blancas y amarillas aparecen en los balcones de la ermita, que recuerdan la relación estrecha entre san Juan Pablo II y el Rocío. El Centenario de la Coronación también ha coincidido con el 25 aniversario de la visita del papa rociero a la aldea, por lo que su recuerdo está muy presente entre todos los fieles.

El alumbrado da brillo por la noche a unas calles que lucen engalanadas para recibir a la Virgen, en una muestra de cariño y devoción de los vecinos de la aldea hacia su Patrona. Además, muchas casas de hermandad también han aprovechado para adornar sus fachadas y recibir de esta manera a la Reina marismeña. El Real se ha convertido en uno de los puntos clave de la esperada procesión y, por ello, los operarios municipales y los miembros de la Hermandad Matriz preparan hasta el final que todo esté a la perfección. Dos columnas sostienen un gran arco dorado sobre el monumento de la Virgen que conmemora la coronación. En ese lugar, aderezado con banderolas y un gran número de flores en las zonas ajardinadas, se producirá uno de los momentos clave de la procesión. La Virgen será recibida por la singular música de los tamborileros de la Matriz y por el párroco, Francisco Jesús Martín Sirgo, que rezará la Salve en acción de gracias.

Los pasacalles musicales a cargo de la Banda Municipal de Almonte y de la de Huévar ponen el toque festivo a una aldea que vive inmersa en engalanar calles y ultimar detalles, además de participar en el triduo preparatorio que concluye hoy, con gran asistencia de público.

Cuando se anunció que la Virgen ya lucía con su vestimenta nueva -el martes pasado- se dio por inaugurado este periodo de tensa espera que culminará con la procesión para lo que no hay una hora fijada para la salida. Numerosos vecinos se acercaron hasta la ermita para ver las nuevas galas de la Virgen. El vestido de los Montpensier, que lució hace 100 años cuando fue coronada, y las flores de talco de colores lilas y las margaritas que se alternaban por el manto de la Virgen -para recordar los exornos florales de las procesiones de hace un siglo- causaron gran impresión a todo aquel que se acercó a ver a la Patrona de Almonte. Es el caso de Joaquina, almonteña que salía del santuario profundamente emocionada. "Espectacular" dice para referirse a su Virgen, mientras se enjugaba las lágrimas que empezaban a surcar su cara. "Cada vez que la visten no sé qué tiene, que para mí es lo más bonito del mundo", cuenta con la voz entrecortada. Joaquina explica que vendrá desde Almonte a ver la procesión y que dos de sus tres hijos, los varones, son de los que la llevan a hombros, cuando la Virgen pasea por la aldea. "Lo han vivido desde chicos, lo llevan dentro", comenta, para concluir diciendo que le gustaría que la patrona saliera tarde y que la pudieran ver con los rayos del sol.

Por su parte, Rocío -vecina de Almonte que vende sus flores al lado del paseo marismeño- lo primero que hizo cuando se enteró que la Virgen ya lucía su nuevo traje fue mandarles una foto a unos clientes de Lloret de Mar, que le encargan cestas florales para ofrecérselas a la Virgen. "Cuando llegué vi que la puerta estaba cerrada y dije: ¡ay Dios mío! Que va a ser que le han puesto el traje nuevo", comenta esta floristera que lleva 35 años preparando flores como ofrendas para la Virgen.

Justo enfrente del pequeño puesto que regenta Rocío en la aldea, se encuentra una churrería muy conocida por todos los aldeanos y rocieros -ya que está casi frente de la ermita- la de las hermanas Pepi y Fali, kiosco que va por la tercera generación de la familia almonteña que siempre lo ha regentado. Pepi, que vive todo el año en el Rocío, comenta que a la casa que su hermana tiene en la aldea "van a venir unos amigos desde Ibiza, expresamente para ver la procesión extraordinaria, llegarán el día seis y se irán el nueve de septiembre". Se nota que la gente acude a ver a la Virgen con el nuevo traje y "con las andas, que es algo que nosotros no hemos conocido, porque es de cuando salió hace 100 años". Piensan tener abierto el negocio para la procesión, como hacen siempre que la Virgen recorre la aldea, siendo el primer lugar al que muchos almonteños acuden cuando salen de debajo del paso, acalorados por el esfuerzo y la emoción. Pepi comenta que sus abuelos, probablemente, vivieron la coronación, hace un siglo, y espera expectante junto a toda su familia, y desde su puesto de trabajo, a que la Virgen salga por la puerta del santuario.

El trasiego de fieles, turistas y vecinos es una de las características de estas jornadas en las que la convivencia entre todo tipo de personas se hace más evidente. Es el caso de Nieves, que acudió a una tienda de regalos a comprar varias medallas de la procesión extraordinaria y hablaba con su primo, oriundo de Sevilla, pero residente en Alemania. El día 7 tenía que volverse para el país germano y no le daba tiempo de ver la procesión, "pero lo haré por la tele, no me pierdo nada del Rocío", comenta entusiasmado. Tampoco Nieves podrá ver la procesión porque se recupera satisfactoriamente de una enfermedad, "se lo debo a Ella", explica dividida entre la gratitud y la pena por perderse el evento. Al lado, unos jóvenes de Almonte, comentan, a su vez, que al enterarse de que la Virgen se había cambiado de traje habían venido expresamente a verla. Devoción, expectación y mucha emoción que culminará en poco más de un día en un hito histórico para la tradición rociera.

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