Es saludo al Norte, Sur, Este y Oeste. Una torre acoplada a la iglesia parroquial de Valverde del Camino, seña de identidad de los valverdeños. Es más, la torre de la iglesia se erige como bálsamo del ausente que ve en su altura el anuncio y la llegada a la tierra natal. Y en la torre, el reloj de cuatro esferas, uno de los pocos de este estilo que existen en España. Pese a estar alojado en la torre de la iglesia, esta máquina del tiempo es propiedad del Ayuntamiento de la localidad.

Se trata de un reloj de carrillón de cuatro caras o esferas y que repite los toques cada minuto, una vez por cada cara. En el cuerpo de campanas de la torre se alza una pequeña caseta que acoge la maquinaria. Escasos dos metros cuadrados donde ruedas, barras y engranajes permiten marcar el tiempo y el devenir de los valverdeños. Toques y cuartos resuenan en buena parte del pueblo.

Aunque el reloj lo componen cuatro esferas, la maquinaria manda sobre una sola de ellas, la situada en la cara Norte, la que mira al Ayuntamiento. El resto de órdenes llega a cada cara a través de varillas y pequeñas ruedecillas con un engranaje central que hacen que cada esfera tenga vida, no propia ya que es la cara Norte la principal y matriz.

Este mecanismo entraña ciertas dificultades como sucede en ocasiones en las que se puede comprobar que no coinciden, por muy poco espacio, la hora de cada esfera. Según explica José Bermejo -patriarca de una familia de relojeros y conocido en Valverde como 'El Perejil'- a través de la maquinaria se puede poner el reloj en hora, sólo en la cara Norte. El resto de caras hay que ponerlas en hora de forma manual y al trasluz del cristal de la esfera, lo que puede producir alguna discordancia entre caras. Se trata de una maniobra que hay que realizar con gran precisión y pericia.

Por último, las órdenes que se trasladan desde las ruedas, poleas y varillas, llegan a las campanas, dos de las cuatro que cuelgan del campanario que participan del mecanismo del reloj. Estas dos campanas están ubicadas en la cara Norte de la torre. Al reloj se accede desde el altar de la iglesia, por la sacristía, donde una estrecha escalera de caracol se eleva hasta llegar al cuerpo de campanas y desde allí, a través de una escalera metálica se sube a la caseta donde está montado el reloj.

En 1989 se llevó a cabo la restauración de la torre de la iglesia parroquial. Fue entonces cuando el Consistorio local encargó el mantenimiento de la maquinaria a la familia Bermejo. Ahora es el patriarca y su hijo, Javier, los encargados de llevar a cabo tales trabajos. Fue en mayo de 1990 cuando la familia comenzó a trabajar en el reloj restaurando algunas piezas que estaban muy deterioradas y necesitaban de un cambio para su buen funcionamiento.

Según el relojero, "he tenido conocimiento recientemente que en España sólo funcionan en estos momentos once relojes como éste. Yo siempre he dicho que éste es un reloj de categoría por la complejidad de su maquinaria y la perfecta construcción que tiene. Es valenciano de la casa Salvador Manclus". El reloj llegó a Valverde comprado por los ingleses de la Compañía 'Alkali' para sustituir el anterior, uno de menor calidad y con una sola esfera.

Aprovechando los trabajos de restauración de la torre en aquel tiempo, se dotó al campanario de una pequeña caseta con cristales que acogen la maquinaria. Ésta tiene una apertura por abajo con el fin de permitir el movimiento de péndulos y las pesas que mantienen el movimiento del mecanismo. Pero ahora, en la actualidad, con la restauración de las fachadas de la iglesia -una actuación que también ha llegado a la torre-, la zona del campanario ha sufrido una importante limpieza, aunque esto no es suficiente ya que la suciedad está otra vez presente por mor de la importante cantidad de cigüeñas y palomas que habitan en torno al edificio religioso.