Provincia

El amor por la Blanca Paloma inunda Almonte

  • Seis hermandades presentan sus respetos ante la Virgen del Rocío en sus peregrinaciones extraordinarias. Vecinos, turistas y peregrinos toman el centro del pueblo

La Hermandad de Triana a su entrada en la iglesia de la Asunción de Almonte.

La Hermandad de Triana a su entrada en la iglesia de la Asunción de Almonte. / Amelia Uceda (Huelva)

Ambiente festivo en Almonte. Un domingo de devoción, fervor y sol. Un sol que lució ayer brillante para engrandecer aún más la algarabía, fruto del amor por la Virgen del Rocío, en el centro del pueblo.

La catedral efímera acogió sin premura a cientos de peregrinos que han pasado este domingo rociero al lado de su Madre. Era jornada de peregrinaciones extraordinarias que se llevan a cabo cada año, al margen de la romería. Pero este año es especial, como lo es cada Venida de la patrona a Almonte. La parroquia de la Asunción se queda pequeña para tantos devotos que vienen del Rocío o directamente de sus lugares de origen para presentar sus respetos a la Blanca Paloma.

La mañana comenzó bien temprano, con unos tímidos rayos de sol que fueron recibidos por los devotos como agua de mayo. A las 9:00 celebró su misa la hermandad no filial de Segovia, a las 10:00 la de Villanueva del Ariscal y a las 11:00 llegó Triana. Esta hermandad atrajo al pueblo no solo a fieles sino también a turistas que no quisieron perderse la entrada de los trianeros a la parroquia. Es el caso de Yoli, que vino con su amiga María Dolores desde el Viso del Alcor para “echar el día”. Ella no dudó en calificar su visita como “espectacular”. Además, quería enseñarle lo que es Almonte en estas fechas a su amiga, que nunca había venido, la cual señaló que le está pareciendo todo “muy bonito”.

Estaba también María José, que vino directamente desde Sevilla para la misa, y que insistía en que ya no le hacía falta “nada más”, mientras se disponía a entrar en la iglesia llena de alegría y gratitud para ver a la Reina marismeña. “Aquí estamos otra vez, para decirte que te queremos otra vez, para cantarte por sevillanas otra vez” se escuchaba en una parroquia abarrotada presidida por la Virgen, serena siempre mirando a sus hijos.

Mirando y disfrutando del bullicio estaban tres almonteños jubilados, Diego, Manuel y Cristóbal. “Triana trae mucha gente, pero no es de las que más traen en las peregrinaciones”, decía Diego, mientras Manuel indicaba que “cada vez hay más personas” en la Venida. Para ellos esa es la diferencia principal con respecto a otras ocasiones, en las que no se pierden ningún día la Salve en la parroquia. Mientras, decían orgullosos que eran “vecinos de la villa de Almonte” y se dispusieron sin prisas a disfrutar de una mañana de alegría, cante y fervor en el centro de su pueblo. Un pueblo donde los efectivos de seguridad han estado muy presentes, con Guardia Civil sobre todo, en el centro del pueblo, cuyo perímetro de seguridad se ha ampliado para el mejor tránsito de las personas. Igualmente, en el Rocío estuvo vigente un bando municipal sobre seguridad y circulación de vehículos hasta las 15:00 de ayer.

Medio millar de olontenses acompañan al simpecado de Gibraleón en su visita

Después de Triana les tocó el turno a las hermandades de Pilas y a la de Marchena (no filial) que celebraron misa juntas. Estas dos tienen la costumbre de acudir a la vez a las peregrinaciones porque la primera es madrina de la segunda y su vínculo fraterno muy estrecho. Así lo contaba un grupo de peregrinos a este diario, que habían venido expresamente desde Pilas a Almonte para escuchar la misa. “Este año no nos hemos quedado en El Rocío”, aunque siempre suelen hacerlo desde el sábado, pero las inclemencias del tiempo han provocado que acudan directamente al municipio almonteño.

Estas dos hermandades salieron de la parroquia poco después de las 13:00 para dar paso a otra hermandad, la de Gibraleón, municipio muy rociero que llegó hasta la puerta de la iglesia en un perfecto cortejo, donde los ramos de flores y las cestas de comida eran custodiadas por las filas de peregrinos. Sobre 500 olontenses se acercaron ayer hasta Almonte, tanto en autobuses como de forma particular, para presentar sus respetos a la Blanca Paloma. Lourdes Quintero, que hace poco ha dejado la junta de esta hermandad, explicó a este periódico lo a gusto que se sienten al llegar a la localidad, donde son acogidos por todos los vecinos, “tenemos mucho feeling”, decía, con Almonte, “aunque imagino que con todas las hermandades será igual” quiso matizar. Y es que lo que no una la Virgen del Rocío no lo une nadie.

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