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Visto para sentencia el juicio de la joven que fue violada en Francia

  • La víctima se muestra optimista tras la sesión celebrada en un tribunal de Versalles

Marta Leandro, en una imagen de archivo.

Marta Leandro, en una imagen de archivo. / j. landero

Marta Leandro, la joven onubense y vecina de Villablanca de 35 años de edad que denunció haber sido violada en enero de 2012 por uno de los celadores del hospital parisino en que estaba siendo atendida de urgencias por una dolencia, se ha mostrado "optimista" ante la posibilidad de lograr una sentencia favorable tras el juicio celebrado el lunes en un tribunal de Versalles.

Según ha señalado la propia Leandro a Huelva Información, la vista se prolongó durante unas siete horas, y en la misma se decidía sobre el recurso que el acusado de haberla violado interpuso contra la sentencia condenatoria de febrero de 2017.

Marta Leandro afirma que "la sensación es que este juicio ha sido un antes y un depsués"

La joven onubense ha añadido que, pese a que la sentencia no se dará a conocer hasta el próximo 22 de octubre y a que por problemas personales su letrada no acudió a la vista, haciéndolo por ella un compañero, "estamos contentos con el resultado", sobre todo "viendo la reacción del tribunal, que, además, estaba compuesto por tres mujeres". Por todo ello ha añadido que "la verdad es que la sensación que tengo es buena, pero esperaremos al resultado".

Igualmente ha señalado que en la vista "había mucho que deliberar, puesto que no ha habido pruebas contundentes contra el acusado, pero la veracidad de los testimonios y mi coherencia ha sido lo que más peso ha tenido". Quienes sí acompañaron a Marta Leandro en la vista de su caso fueron miembros de una asociación feminista contra la violación, que le ha venido mostrando su apoyo en los últimos meses.

A partir de ahora habrá que esperar que se dicte la sentencia, que espera que confirme la condena ya existente y que, según Leandro, "aún podría ser recurrida por el acusado ante el Tribunal Supremo de Francia". Por todo ello ha precisado que "todo ha sido una experiencia muy intensa y difícil que aún no ha terminado", a lo que ha añadido que "para mí la sensación de este juicio ha sido de un antes y un después"

Los hechos enjuiciados se remontan a hace seis años y medio, concretamente a la noche del 21 de enero de 2012, cuando disfrutaba de una beca Erasmus en París como estudiante de Psicología en la UHU. Ese día sufrió un ataque de epilepsia idiopática que le provocó una crisis de ausencia o "catatonia", teniendo que ser trasladada de urgencias a un hospital público de París en el que ingresó con un estado de consciencia de "8 sobre 10".

Una vez en dicho centro hospitalario, según relata la propia onubense, "noté como me penetraban con un dedo o algo similar y que me tocaban mis partes"; posteriormente, ya en una habitación, notó otra nueva agresión, percatándose de que era un celador que la estaba atendiendo y que pensó que ella estaba inconsciente; en ese momento lo agarró, comenzó a gritar y vinieron los enfermeros.

Al día siguiente denunció los hechos, dando así inicio a un proceso judicial de más de seis años. Cuatro años después de los hechos se fechó por primera vez el juicio, pero se suspendió por falta de intérprete. Tampoco pudo celebrarse en septiembre de ese año por problemas burocráticos, no siendo hasta febrero de 2017 cuando finalmente se desarrolló, con el resultado de una sentencia condenatoria para el celador, el cual apeló, señalándose la vista para dicho recurso para enero de 2018, cuando volvió a suspenderse hasta el pasado lunes.

A pesar de todo ello, concluyó la joven onubense pocas horas después del juicio, "creo que mañana el mundo se despertará siendo un poquito mejor, o al menos eso siento".

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