Provincia

Programan una serie de actos para conmemorar los hechos luctuosos ocurridos en Nerva tras la entrada de las tropas sublevadas a la II República hace 85 años

  • Ofrenda floral, exposiciones museísticas, presentaciones literarias y  testimonios en primera persona completan el programa de actividades

Entrada de las tropas en Nerva

Entrada de las tropas en Nerva / H.I. (Nerva)

Nerva conmemora el 26 de agosto la entrada de las tropas sublevadas a la II República en la localidad minera que supuso el inicio de una brutal represión sobre gran parte de la población civil. Se trata de la efeméride más luctuosa que se recuerda en la historia local, manchada con la sangre de cientos de ciudadanos cuyos restos permanecen en las fosas comunes del cementerio municipal 85 años después de aquella barbarie.

Para la ocasión, la Coordinadora Cuenca Minera del Río Tinto para la Memoria Histórica y el Ayuntamiento de Nerva han organizado una serie de actos que se iniciaran a las 19:00 horas con la tradicional ofrenda floral y lectura de comunicado a los pies de las fosas comunes del cementerio, la más grande documentada de la España rural, de las que se han recuperado ya 89 esqueletos de represaliados gracias al proyecto de exhumación iniciado en noviembre de 2017.

El resto de actividades se desarrollarán en la plaza de los Hijos Ilustres del Museo Vázquez Díaz cuya balconada volverá a lucir la bandera republicana. A las 19:30 horas tiene previsto inaugurarse la exposición Objetos olvidados en la que se mostrarán los objetos extraídos de las fosas comunes del cementerio de Nerva durante los trabajos de exhumación llevados a cabo durante los últimos cuatro años por el equipo de arqueólogos dirigido por Andrés Fernández.

A las 20:00 horas se presentará la última novela del escritor nervense Julián Granado, La ley del cobre. Precisamente, el nuevo libro de Granado se abre con la entrada de las fuerzas nacionales en la localidad minera el 26 de agosto de 1936, siendo el hilo conductor de la trama las conversaciones mantenidas por el alférez Bleda, que formaba parte de la columna militar liderada por el comandante Álvarez Rementería, y el doctor Cristobal Roncero, asesinado por los golpistas un año después de la entrada de las tropas, junto a otros dos nervenses más, y su cuerpo arrojado a la cuneta en algún punto indeterminado de los alrededores de Valverde del Camino.

Tras la presentación literaria, tomará la palabra Antonio Marín, nonagenario testigo de la salida de Nerva hacia Sevilla de la columna de hombres en defensa de la II República cuya llegada a la capital hispalense fue abortada por las tropas del general Queipo de Llano en La Pañoleta, Camas. A pesar de los 85 años transcurridos, Marín recuerda como si fuese ayer aquel acontecimiento, así como las calamidades por las que tuvo que pasar en plena guerra civil española. Los actos finalizarán con la actuación del trío ’14 de abril’, que acaba de publicar su disco ‘No me arrepiento’.

Hechos históricos

La barbarie comenzó a finales de agosto de 1936. Nerva permanecía sitiada por las tropas sublevadas a la II República y aislada del resto de municipios de la provincia de Huelva. Hacia el mediodía del día 26 se daba cuenta de la rendición del pueblo, sin la más mínima resistencia, con la única intención de evitar cualquier derramamiento de sangre. Sin embargo, por la tarde comenzó una represión que se prolongó durante meses y finalizó con más de un millar de personas desaparecidas, según apuntan diferentes investigaciones.

Los sucesos acontecidos en la localidad minera fueron de tal crudeza que, aún hoy día, 85 años después, es difícil de afrontar por parte de los familiares de las víctimas. La inmensa mayoría de ellos desconoce si sus antepasados se encuentran en la doble fosa común de 223 metros cuadrados ubicada tras los muros de la fachada principal del cementerio municipal.

Las secuelas de aquella represión no solo fueron físicas, también psíquicas: el temor a nuevas represalias caló hasta los huesos en una población que, paralizada por el miedo, vio con impotencia como se anulaba por completo el carácter reivindicativo de sus gentes. Tuvieron que pasar más de 30 años para ver resurgir esa valentía minera en forma de organizaciones políticas y sindicales de corte clandestino; más de medio siglo para empezar a hablar, no sin cierto recelo, sobre todo lo ocurrido; y 85 largos años para atreverse a reivindicar la identificación y la recuperación de unos cuerpos a los que arrebataron su identidad.

Tags

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios