Gentes de aquí y de allá

Juan de Soledad: Hombre trabajador y bueno

  • Nacido en Cartaya ha hecho de la localidad de Punta Umbría el centro de una vida dedicada a sus vecinos y sus aficiones

Juan de Soledad: Hombre trabajador y bueno

Juan de Soledad: Hombre trabajador y bueno

Un día me paró un amigo por la calle y me preguntó: “Oye Fernando, toda la gente te parece a ti buena, ¿por qué?”. Le respondí que no, que también hay gente que no lo me lo parece. Y me siguió preguntando: “¿Entonces por qué hablas tan bien de todos los que escribes?”. Y le respondí: “Hombre, claro, de la gente mala nunca escribo nada”. Pero la verdad es pocas personas malas me he encontrado.

Y es verdad, hay gente que ha hecho cosas buenas por el pueblo y por la humanidad, pero al más mínimo detalle que yo me entere de maldad, inmediatamente lo borro de mi mente y no escribiré sobre esa persona nunca. Mi amigo me respondió que no me pusiese tan serio para contestarle, que solo había sido una broma.

Ya lo sé que es una broma, mi querido amigo, por eso hoy voy a dedicar este capítulo de Gente de aquí y de allá a un hombre de aquí que es un gran trabajador y una persona buena, pero buena de verdad. Se llama Juan Pérez Domínguez, pero todo el mundo lo conoce como Juan de Soledad, o Juan el de Soledad o Juanito Soledad.

Nació en 1951 en Cartaya, en la calle San Sebastián. Fueron cuatro hermanos, pero uno murió con poco más de un año. Tan pronto como nació Juan sus padres vinieron a vivir a un lugar tan emblemático como es La Dehesilla, en una de las casitas que había en esa zona y que ya no queda ninguna después de las últimas transformaciones que ha sufrido la finca. Más tarde sus padres se trasladaron al lugar conocido como Las Víboras, por lo que desde pequeñito vivió en el campo haciendo una vida realmente natural, cazando conejos, jinetas y pajarillos. Desde muy joven sabía dónde estaban las madrigueras y todos los nidos de la zona, dónde había setas, espárragos, romero, tomillo y todo lo que el campo es capaz de dar y en qué fechas.

Juan de Soledad. Juan de Soledad.

Juan de Soledad.

A mí personalmente me ayudó mucho a conocer el término municipal de nuestra Punta Umbría. Él y también mi amigo del alma Ramón Palomino. Con ellos puedo decir que he conocido todo nuestro territorio como la palma de mi mano. Ellos me acompañaron muchas veces andando campo a través y Juan fue quien me llevó a conocer una “noria de sangre” existente en la zona de El Rincón. Con una antigüedad de varios siglos, es posiblemente la edificación más antigua de toda Punta Umbría, incluso más que la Torre de Almenara, nuestra querida Torre Umbría. A partir de entonces llevé a muchos amigos a visitarla y todos quedaron admirados, incluso mi buen amigo el historiador Félix Sancha le dedicó un artículo en la prensa sobre las investigaciones que él hizo acerca de semejante edificación.

Juanito fue poco al colegio. Su padre era guarda de campo y estaba obligado a vivir en el mismo. Pero como sus padres querían que el niño aprendiese a leer y escribir, le compraron una burrita para que fuese todos los días al colegio a Gibraleón, ya que su vivienda en esa época estaba en el lugar conocido como La Alcolea. Juanito, aunque iba ilusionado todos los días al colegio porque le gustaba mucho aprender, se encontraba con muchos obstáculos, sobre todo los días de fuertes lluvias y temporales, pues tenía que atravesar riachuelos y otras dificultades. Por eso abandonó el colegio, porque no tenía una regularidad en las asistencias. Un día se encontró en medio del campo a un hombre cansado y hambriento y se paró con él a hablar. Le contó que venía de Calañas y que iba a Gibraleón y que llevaba varios días sin comer. Entonces Juan le dio el bocadillo que su madre le había preparado para el colegio y aquel hombre lloró con el gesto del chiquillo. Pero es que, con el paso de los años, Juan sigue siendo el mismo niño bueno de siempre.

Con pocos años y ya viviendo en Punta Umbría en casa de su tía Soledad, le sobrevino el nombre de el sobrino de Soledad y más tarde Juan de Soledad. Allí aprendió el oficio de albañil y enseguida consiguió hacerse oficial y con solo 17 años fue capaz de hacer una casa en la barriada de San Sebastián para su madre. Él solito hizo los cimientos y levantó la casa que aún hoy está en pie, incluso con una planta arriba que con el tiempo le hicieron. Se echó novia, una gran mujer: Bellita González Orta, de origen lepero pero que vivía en Punta Umbría y que tuvo la valentía de irse a vivir al Sahara español por estar cerca de él cuando allí le toco hacer el servicio militar. Él obtuvo lo que llamábamos el pase pernocta y de esa manera podía trabajar por las tardes haciendo algunas casitas y ganando un dinerillo para poder vivir junto a su esposa y la hija que ya tenían. Además, pudieron ahorrar para que al finalizar su servicio militar y de vuelta en Punta Umbría pudieran emprender una vida normalizada.

Juan de Soledad. Juan de Soledad.

Juan de Soledad.

Juan era un hombre de recursos e imaginación y con el tiempo montó un bar que tuvo mucho éxito en Punta Umbría y que llamó como a una isla griega Andros. Fue bar, restaurante y bar de copas y además fundaron un equipo de fútbol que fue muy bueno y obtuvo muchos triunfos. Poco a poco el bueno de Juan estaba introducido en la sociedad puntaumbrieña contando con el cariño y admiración de todos sus vecinos.

En 1974 hizo una sociedad con Rafael Eugenio y Ángel Díez para construir viviendas que denominaron EUPEDI, que es el comienzo de sus apellidos. Esta sociedad aún perdura y todos se llevan a las mil maravillas, aunque ahora, por las circunstancias habidas en todo el mundo, no estén construyendo nada.

Juan ha sido aficionado a la caza menor, pero sobre todo a la pesca. Hay que resaltar que, con su barquito por la ría, además de relajarse, obtenía grandes piezas. Otra afición suya ha sido el cante flamenco, para lo cual asistió a clases en la Peña Cultural Flamenca de Punta Umbría, de la que fue incluso en una época miembro de su junta directiva. Y no se le da mal eso del cante. Le pone mucho corazón y a mí me pone los pelos de punta cada vez que lo oigo.

De Juan Soledad podría seguir contando cosas si tuviese más espacio, porque ha sido y es un hombre lleno de inquietudes. Hoy por hoy él se da paseos por el pueblo para ver todo lo que se hace nuevo. Se interesa mucho por Punta Umbría, admira el trabajo y a todos los que hacen cosas por el pueblo. Nunca se metió en temas políticos, pero apoya a los gobernantes para que todo les salga bien. En definitiva, que es una gran persona que va dejando su huella por donde pasa.

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