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Autoconsumo compartido de energía eléctrica para bajar la factura de la luz

  • Arroyomolinos de León y San Juan del Puerto ponen en marcha dos comunidades energéticas para favorecer el ahorro a las familias gracias al uso de renovables

Imagen aérea del colegio de Arroyomolinos que va a albergar en su cubierta los paneles solares.

Imagen aérea del colegio de Arroyomolinos que va a albergar en su cubierta los paneles solares. / H.I.

Desde hace unos meses raro es el día en el que los titulares no los ocupan las constantes subidas del precio de la luz. Continuamente se superan los máximos históricos del precio del megavatio hora, sin que sepa muy bien hasta donde va a ser capaz de llegar. Familias y pequeñas empresas han visto cómo sus facturas se incrementan, y en algunos casos hasta se duplican, sin poder hacer nada para poder resolver esta situación.

Pues bien, parece que una arquitecta onubense, Rosario Alcantarilla, junto a sus compañeros de la Asociación MUTI, han ideado la forma de conseguir que sus vecinos puedan controlar el precio que pagan por el suministro eléctrico.

Rosario lleva desde 2019 trabajando en algo que se denomina comunidades energéticas, “que es una nueva figura surgida de legislaciones europeas, donde existe desde hace muchos años procesos de desarrollo de energía comunitaria, vinculadas a las renovables, con las que se pretende desarrollar la autoproducción, gestión y comercialización de la energía por parte de una cooperativa”.

La arquitecta sabe que la energía es algo que a la gente le da cierto respeto, “tenemos una relación con ella en la que normalmente somos usuarios con cierto grado de vulnerabilidad, como se ve claramente en la situación que se está viviendo actualmente con una subida indiscriminada de la luz. También está el tema de las renovables con el impuesto al sol algo que generaba mucha desconfianza, por eso nuestra idea cuando comenzamos era empezar trabajando sobre todo temas de sensibilización y conocimientos básicos entre la gente de las zonas rurales de Huelva, principalmente en la comarca de la Sierra”.

Alumnos de la Ecoescuela Virgen de Los Romedios. Alumnos de la Ecoescuela Virgen de Los Romedios.

Alumnos de la Ecoescuela Virgen de Los Romedios. / H.I.

De esta forma, recuerda Rosario, “iniciamos el proceso con unas jornadas hace ahora un par de años sobre energía vinculadas al mundo rural desde distintos aspectos y trabajamos diferentes conceptos que iban desde la pobreza energética y el derecho a la energía, hasta cómo afecta en la movilidad en nuestros pueblos la energía y su relación con algunos sectores productivos. Ahí fue donde abordamos por primera vez el tema de las comunidades energéticas y la intención que teníamos de montar una en el pueblo”.

La localidad elegida para llevar a cabo el proyecto fue Arroyomolinos de León, municipio en el que se están llevando a cabo dos iniciativas. Para poner en marcha la primera de ellas decidieron pedir ayuda al Ayuntamiento de la localidad, “ya que pensamos que para ellos sería más fácil tener acceso a la financiación necesaria”, apunta.

No se equivocaron. El verano pasado solicitaron desde el Ayuntamiento al Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía del Gobierno de España, IDEA, una ayuda para poder poner en marcha una instalación fotovoltaica en la cubierta de un edificio municipal, con el objetivo de lograr el autosuministro para de las necesidades del Consistorio y compartir la energía sobrante con sus vecinos. Esta solicitud se convirtió en una realidad, “ y ahora están en proceso de licitación para la ejecución de la obra con el objetivo de que a finales de año esté funcionando”.

La segunda de las iniciativas tiene por nombre La energía del cole y, como no podría ser de otra forma, tiene como protagonista al CEIP Virgen de los Remedios de Arroyomolinos de León. "Cultivaremos nuestra propia energía, como si fueran tomates. Y la repartimos de una manera justa”. Así es como describen los alumnos de este centro educativo el proyecto desarrollado por la Asociación Muti, con el que quieren colocar en la cubierta del centro una instalación fotovoltaica de 42,5 Kwp para autoconsumo colectivo, que sea de propiedad ciudadana y cuya producción se repartirá entre el edificio del cole y alrededor de 30 viviendas de familias de la localidad.

Tal y como cuenta Rosario, hasta que un proyecto de estas características se convierte en realidad hay un largo proceso que se inicia con la necesidad de concienciar a la población, “así que llevamos tiempo trabajando con los niños de Arroyomolinos a nivel pedagógico para que ellos se conviertan un poco en el canal de acceso a las familias a nivel de sensibilización y de formación”.

Poner en marcha estas buenas ideas no suele ser barato y por eso Rosario y sus compañeros de la Asociación Muti han puesto en marcha un crowdfunding o proyecto de recaudación de fondos en el que cuentan con la colaboración y el apoyo de Greenpeace “y de otra cooperativa de alfabetización energética valenciana que lleva tiempo trabajando en el tema de la sensibilización y pobreza energética”, apunta Alcantarilla.

Los alumnos del centro están muy sensibilizados con el medio ambiente. Los alumnos del centro están muy sensibilizados con el medio ambiente.

Los alumnos del centro están muy sensibilizados con el medio ambiente. / H.I.

La idea es instalar paneles fotovoltaicos en la cubierta del cole, “con el objetivo de dar acceso al autoconsumo eléctrico a familias que normalmente no podrían permitírselo, como pueden ser familias que ya están sin poder pagar la factura de la luz, colectivos más vulnerables como por ejemplo son las mujeres mayores con pensiones bajas, o las familias monoparentales, o personas que por su bajo nivel de ingresos aunque puedan pagar su factura de la luz no pueden hacer frente a la inversión de financiar ellos su propia instalación para el autoconsumo”.

Así, el colegio va a consumir una mínima parte de la energía generada y el resto es para compartirlo con familias que estén a 500 metros a la redonda, “que es lo que marca el Real Decreto de Autoconsumo que entró en España en vigor durante el pasado verano”. Los miembros de la comunidad energética pagarán una tasa, “que será una aportación a la asociación para seguir haciendo proyectos en este sentido, y que siempre va a ser más baja que el ahorro que le va a suponer a esa persona el estar conectado a la red compartida”, puntualiza la promotora del proyecto.

Rosario cree que hay mucho interés en esta figura, “por el tema de la subida de los precios de la factura de la luz, y por los movimientos vecinales que están surgiendo en contra de las instalación de grandes plantas en zonas rurales, ya que por contra la figura de la comunidad energética es más asumible a nivel local, genera menos impacto ambiental y una mayor riqueza local”. Formar parte de una comunidad energética, continúa la arquitecta “permite a sus miembros ahorrar para dar viabilidad a otras cuestiones en la economía familiar o en el caso de las pequeñas empresas les permite estabilizar sus gastos energéticos”.

El objetivo de esta asociación es poder exportar este modelo al mayor número de municipios posibles, “y afortunadamente, nuestro proyecto, al ser pionero en la provincia, ha despertado el interés de la Diputación que junto a la Agencia Provincial de la Energía están diseñando una estrategia para poder hacer replicable en todos los municipios de la provincia iniciativas similares”.

Fundamentalmente en las comunidades energéticas se apuesta por la energía fotovoltaica porque es la más fácil de colocar al ser modulable, “y porqué es la más barata en coste, por lo que se amortiza la inversión muy rápido”, comenta Rosario, “aunque hay algunas comunidades que están valorando poner mini eólicos o que están recuperando antiguas centrales hidráulicas pequeñas, que a lo mejor no eran rentables para grandes empresas pero sí que lo son para producir energía a nivel local”.

“Todavía hay que construir mucho pero sí que es verdad que las comunidades energéticas son el inicio para que la ciudadanía podamos empezar a jugar otro papel dentro del sistema energético”, considera Rosario. Además, “estos proyectos, que tienen como finalidad el ahorro, facilitar que familias tengan una economía más saneada, que empresas pequeñas que puedan asentarse en zonas rurales tengan menos gastos, creo que son vitales para dar pie a una fijación de la población rural”. “Me refiero, -prosigue la arquitecta-, a que si estas iniciativas de consumo compartido siguen creciendo pueden hacer que la actividad de la comunidad energética se diversifique y genere puestos de trabajo para gente de la zona y convertirse en un reclamo para atraer gente joven especializada en áreas como la ingeniería o la formación ambiental”.

Tomás Domínguez, como concejal de Innovación, Transición Ecológica y Desarrollo Sostenible es el ideólogo del proyecto en San Juan del Puerto, dónde ya han creado una comunidad energética compuesta por unas 30 familias del municipio y de la que también forma parte el Ayuntamiento.

El objetivo de esta asociación, concreta el concejal, “es montar instalaciones fotovoltaicas en las cubiertas del algún edificio municipal, probablemente el teatro o algún otro edificio cuya cubierta no se utilice, para ofrecer energía a un precio más bajo a los miembros de la misma”.

Una vez más la financiación es protagonista a la hora de desarrollar el proyecto, por lo que en San Juan han diseñado un modelo en el que la inversión inicial la hará la asociación Comunidad Energética de San Juan, “y rebajaremos costes contratando a personas de la localidad a los que previamente se les impartirá la formación necesaria, en lugar de contar con una empresa de fuera”. De esta forma, prosigue, “la iniciativa, además de permitir un ahorro en la factura de la luz, va a favorecer la creación de empleo en la localidad”.

La Asociación Muti imparte charlas para explicar las ventajas de las comunidades energéticas a los vecinos. La Asociación Muti imparte charlas para explicar las ventajas de las comunidades energéticas a los vecinos.

La Asociación Muti imparte charlas para explicar las ventajas de las comunidades energéticas a los vecinos. / H.I.

Al igual que en Arroyomolinos de León con este proyecto quieren ofrecer a los vecinos la posibilidad de producir su propia electricidad, “y pasar de la economía que tenemos actualmente basada en el suministro centralizado en las grandes plantas a través de redes de distribución, al autoconsumo compartido”. Y es que para Domínguez, “este es el modelo que hay que seguir para bajar los costes energéticos y para que la generación de energía sea más verde”.

Con esta primera iniciativa va a cubrir en torno al 60 u 70% del municipio, “y la idea es poner en marcha otras comunidades en diferentes puntos para que la gente se vaya animando hasta cubrir toda la localidad”, concluye el edil.

Actualmente están a la espera de las ayudas de los Fondos de Resiliencia para financiar parte del proyecto. En principio calculan que el coste de las instalaciones, una planta de 100Kw que va a dar energía a unas 25 familias, les va a suponer unos 120.000 euros de inversión, de los cuales, en torno a 60.000 euros serán aportados por los miembros de la asociación y el resto por las ayudas ya mencionadas.

Hay que recordar que en España todavía no se ha terminado de trasponer del todo la figura de las comunidades energéticas, ya que aunque se definió en un Decreto Ley que surgió el verano pasado todavía no se ha creado un marco descriptivo. Sin embargo, con los Fondos Europeos de Recuperación y Resiliencia, IDAE acaba de anunciar que ha creado un paquete de ayudas específicas para el desarrollo de comunidades energéticas.

Concretamente han sacado tres líneas de subvenciones en las que se abordan todo el proceso de creación de una comunidad energética, no solo la parte vinculada a la puesta en marcha de instalaciones, si no también a toda la parte previa de formación y sensibilización de las personas que se van a poder beneficiar de la comunidad. Además, hay también un apartado para el asesoramiento tanto a nivel técnico como jurídico y administrativo. Estas ayudas se esperan para finales de este año o principios de 2022, con el objetivo de que se desarrolle de forma más masiva la figura de las comunidades energéticas a nivel nacional.

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