Asesinatos de Almonte

Un perito afirma que el ADN no permite vincular al acusado con el doble crimen

  • El criminalista contratado por la defensa arremete contra los informes realizados por Hellín. Ve "absurdo" que el imputado se secase con las toallas tras arrebatar la vida a Miguel Ángel y su hija.

La defensa de F.J.M.R., único sospechoso del doble asesinato de Miguel Ángel Domínguez y su hija María el 27 de abril de 2013 en su casa de Almonte, ha aportado a la causa un informe pericial encargado al criminalista y médico forense Aitor Curiel con el que pretende desmontar cualquier tesis de culpabilidad mantenida contra su cliente. El informe de 39 páginas, al que ha tenido acceso Huelva Información y que ya ha podido analizar la juez instructora del caso, dedica la mitad de su contenido a remarcar "las múltiples deficiencias" de las investigaciones realizadas por el perito de la acusación particular Juan Hellín sobre el caso, además de formular varias recomendaciones sobre cuestiones de interés como el ADN o el arma utilizada en los crímenes.

En relación a la interpretación del hallazgo genético en tres toallas de los dos baños del escenario del asesinato, Curiel indica que un problema fundamental de la prueba de ADN es que está "sobrevalorada" y no puede extrapolarse sistemáticamente que los genes que impregnan un determinado vestigio estén relacionados con la autoría de los hechos en cuestión.

Sobre el doble crimen de Almonte, defiende como hipótesis que "es muy probable que el ADN de F.J.M.R. llegara a esas toallas a través de una contaminación o transferencia en el lavado" mediante la ropa interior de Marianela Olmedo, esposa y madre de las víctimas y amante del arrestado. "Si esta ropa se lavó junto con las toallas en alguna ocasión es muy razonable pensar que el ADN de F.J.M.R. llegara a esas toallas en la cantidad encontrada sin ninguna dificultad; esas toallas se pudieron guardar en un armario y, cuando posteriormente se colocaron en los baños, contenían el ADN como finalmente se objetivó en las pruebas genéticas".

Esta tesis se apoya, además, en el informe de parte realizado por los expertos en Medicina Legal José Antonio Lorente y Juan Carlos Álvarez, en el que se concluye que "los resultados de ADN no permiten vincular de modo inequívoco a F.J.M.R. con los hechos". Curiel , además, ve "absurda" la teoría que prevalece en la causa de que el sospechoso se secó con esas tres toallas al ducharse tras cometer el doble crimen, ya que "el hallazgo genético no establece ninguna relación lógica de él con los hechos que se investigan".

En este punto, remarca que "es imposible secarse con tres toallas y no dejar ningún pelo", aportando al estudio una fotografía del investigado en la que se exhibe su torso y los brazos cubiertos de vello, aunque puntualiza, "salvo que en esa fecha se encontrara totalmente depilado". Por ello, recomienda a la juez que pregunte sobre este punto a Marianela Olmedo -que ejerce también la acusación particular- y a familiares o compañeros del presunto autor de los hechos si estaba "depilado de forma integral en aquellos días".

Aitor Curiel propone adicionalmente que se estudie un pelo de origen animal hallado en la muestra de una sábana bajera del domicilio del número 3 de la avenida de los Reyes, un hallazgo que "quizá pueda relacionarse con la posible entrada en la vivienda del agresor, puesto que parece ser que pudiera haber un gato en las proximidades de la vivienda con el que la niña jugaba en ocasiones". El abogado defensor, Juan Ángel Rivera, explicó a este rotativo sobre este punto que baraja la posibilidad de que la menor asesinada abriera la puerta voluntariamente para jugar con el animal, lo que explicaría que la cerradura no estuviera forzada.

Curiel analiza, por otro lado, las constataciones realizadas por el perito de la acusación particular Juan Hellín, del que asegura que realiza en los tres informes que ha aportado a la causa por el momento "afirmaciones y confirmaciones a todas luces inexactas y carentes del mínimo rigor científico imprescindible para un caso de esta envergadura, siendo insostenibles ante la mínima crítica o análisis científico metodológico".

El criminalista asegura que Hellín, en las periciales que realizó sobre las huellas de calzado en la vivienda, la reconstrucción de los hechos y la huella de guante en el interruptor de la luz de uno de los baños trata de "justificar sus deducciones" mediante pequeños experimentos "muy básicos, simples y mal diseñados, (...), orientados, desarrollados de forma muy deficitaria y totalmente sesgados desde su inicio hasta su conclusión".

Asimismo, critica a Hellín por no tener un doctorado -pese a su dilatada carrera criminalística- y remarca sobre el informe de las huellas de calzado que "es imposible asumir, respaldar o aceptar la técnica y los procedimientos empleados, por no ajustarse, no sólo a las reglas y protocolos universalmente admitidos en la criminalística y ciencias forenses sobre la materia, sino tampoco ser asumibles desde el mínimo conocimiento anatómico y fisiológico del cuerpo humano, su estática y su dinámica".

Aunque sin demasiada profundidad, ya que es un informe genérico que la defensa debía presentar en el Instrucción 1 de La Palma en un plazo muy concreto y con escaso margen de tiempo, Curiel trata de desmontar las conclusiones de Juan Hellín, quien señalaba que las huellas ensangrentadas de la escena del crimen, muy remarcadas por la parte delantera y apenas por el talón, "son producidas por una persona que contaba con un pie más pequeño que el tamaño de las zapatillas, de un 44 o 45". Es decir, que podía calzarlas el procesado, con un 42 de pie.

De la reconstrucción de los hechos de Hellín, Curiel destaca que "no sólo se confunde posible con probable, sino que en ocasiones se afirman o descartan posibilidades con tremenda ligereza, sin una correcta comprobación y se rellenan vacíos de información de forma totalmente aleatoria".

Como ejemplo, precisa que no se puede decir que el asesino entrara con llave cuando "pudieron abrirle el padre o la niña, podía estar la puerta abierta..."; que no se puede afirmar que iba provisto de guantes y capucha, tildando esto último de "insostenible y lo de los guantes, los pudo llevar o coger en el domicilio y luego llevárselos, claro"; ni se puede decir que llevara su propio cuchillo, "se aseguran cosas sin ningún criterio ni rigor".

En relación a la tercera pericial de Hellín, centrada en el análisis de la huella ensangrentada de guante que quedó impresa en el interruptor de uno de los baños y que atribuyó a la correspondiente a un guante similar a los del supermercado en el que trabajaban el procesado y la víctima, el experto contratado por la defensa subraya que "quizá sea el informe que mayores errores metodológicos contenga", concluyendo que "existe una auténtica invalidez" de la mismo por sus "innumerables inexactitudes por vicios de técnica o de interpretación", aunque no entra en detalles en este sentido.

Finalmente, el doctor Curiel propone que se investigue la posibilidad de que se hubiera utilizado otro cuchillo en los asesinatos -además del encontrado con ADN de las dos víctimas- por no corresponderse una de las heridas con las dimensiones del mismo; que se cite a declarar al facultativo que prescribía antidepresivos a Miguel Ángel Domínguez antes de que le arrebataran cruelmente la vida, y que se vuelva a tomar declaración a uno de los gerentes del supermercado.

El abogado de la familia de las víctimas, Gustavo Arduán, indicó a este diario que "no compartimos las conclusiones" del informe de Curiel, una pericial que cree que "está creada expresamente para la defensa del acusado, sin que se pueda ajustar a la realidad científica". No obstante, "no será esta parte quien entre a valorar la culpabilidad o no del acusado, que tendrá que dirimirse en la vista oral".

Para Arduán, el "ataque" a Hellín en el informe de la defensa es "no sólo desproporcionado, sino inmoral", agregando que "sería de agradecer que el informe se circunscribiese a cuestiones técnicas y no a cuestiones de desprestigio personal de aquel que ha dedicado su vida a esclarecer hechos delictivos".

Finalmente, el abogado de las víctimas reiteró que "lo que pretende la defensa es confundir a la opinión pública, olvidando que la culpabilidad o no de su cliente se demostrará en los tribunales".

De otro lado, este diario ha tenido acceso a la tesis doctoral de Aitor Curiel, en la que dice textualmente que "los que han publicado artículos son policías sin la suficiente formación universitaria y científica, argumento que a pesar de desvirtuarse por sí solo debemos rebatirlo con el ejemplo de que nosotros, hasta que no hemos visto muchos otogramas, no hemos comprendido totalmente su utilidad real y alejado miedos infundados. Son realmente los que realizan la técnica los mejores conocedores y los que pueden desgranar y analizar mejor sus dificultades con una clara asesoría científica universitaria, pero desde la experiencia y práctica suficiente".

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