Turismo

Viajes colaborativos: intercambio de casas contra los riesgos del Covid

El intercambio de casas es una de las formas de viajar que más popularidad está adquiriendo.

El intercambio de casas es una de las formas de viajar que más popularidad está adquiriendo.

La crisis sanitaria (y económica) provocada por la irrupción del coronavirus en España y el resto del mundo está trayendo importantes cambios en todos los sectores: la educación, la empresa, la hostelería e incluso en la forma de comportarse de una sociedad que vive entre la incertidumbre y el temor al contagio de un virus que ha matado ya a casi 650.000 personas en todo el mundo y del que aún no hay vacuna ni remedio plenamente eficaz para la cura. El turismo también ha visto cómo ha cambiado todo en muy poco tiempo: se multiplican las cancelaciones, se descartan destinos que antes eran mayoritarios, se imponen cuarentenas… Los viajes se están tomando este verano de otra manera. Ahora la preferencia es quedarse en el propio país, a ser posible evitando zonas turísticas masificadas o con posibilidad de sufrir aglomeraciones.

Destinos tranquilos y poco masificados hay muchos, afortunadamente, en España, pero a los viajeros también les surgen dudas sobre su estancia en hoteles que, se quiera o no, van a tener una presencia importante de convecinos que muchos viajeros quieren evitar. Como alternativa resurge una forma de viajar que ya estaba empezando a ser tendencia, pero que en esta situación se está mostrando como una de las opciones preferidas de quienes, a pesar de la crisis, quieren viajar este verano: los viajes colaborativos.

Este tipo de viajes, que han crecido exponencialmente gracias a las nuevas tecnologías y la aparición de diferentes plataformas, se basa en encontrar alojamientos en casas ajenas, ya sea mediante alquiler de la vivienda completa, la estancia en alguna habitación de los arrendatarios o mediante el intercambio de casas. En las tres se busca un mismo objetivo: alejarse del turismo de masas conociendo el lugar de destino como si el viajero fuera un vecino más. De paso, supone un importante ahorro económico.

Hay más de 400 webs de gestión de viajes colaborativos en cualquiera de estas tres modalidades (incluso con algún formato híbrido). Como ventajas principales, además del coste, de esta forma se disfruta de toda una casa, en lugar de limitar la estancia a una habitación de hotel.

Por contra, la seguridad de disfrutar del viaje es incierta. Aunque estas plataformas se basan en valoraciones escritas por otros viajeros, es complicado saber su grado de sinceridad y si la experiencia va a ser satisfactoria o no. Tampoco será fácil reclamar si resulta que la estancia es un infierno. Al tratarse de una relación entre particulares no existe legislación tan clara como cuando se viaja a un hotel, ni tampoco las reclamaciones y el resto de derechos de consumo (como la cancelación) aunque en muchos casos las propias plataformas establecen algunas de esas normas.

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