Tribuna

Emilio A. Díaz Berenguer

PhD

La ingenuidad de los nuevos partidos

La ingenuidad de los nuevos partidos La ingenuidad de los nuevos partidos

La ingenuidad de los nuevos partidos

La política es el arte de la organización de la sociedad, en la que la soberbia se paga, a medio o largo plazos, y la ingenuidad, a corto plazo, mientras que la experiencia es un inestimable activo que te ofrece la posibilidad de rectificar a tiempo.

Lo que le ha ocurrido a Rajoy la semana pasada no estaba previsto en la Constitución Española: una moción de censura destructiva. En España, las mociones de censura deben ser constructivas, esto es, mediante la propuesta de un programa de gobierno alternativo. Pues bien, esto no ha sido lo que ha ocurrido con la moción de censura del partido socialista ya que en el pleno del Congreso de los Diputados el candidato a la Presidencia no ha presentado ninguna medida de gobierno a adoptar por él en el caso de ser investido; desde un punto de vista formal, ha sido tensionar la ley, pero ha tumbado legítimamente al gobierno en minoría parlamentaria de los populares.

La iniciativa de la moción de censura era oportuna, ya que el ya expresidente Rajoy no había asumido su responsabilidad política por una sentencia que llevaba más de una década cocinándose y que le ha hecho corresponsable político de las tropelías de muchos de altos cargos de su partido. Sólo la ceguera que provoca la soberbia puede explicar un error de cálculo tan burdo que le hiciera creer que haber logrado aprobar los presupuestos del Estado, gracias a una alta cocina de su Ministro de Hacienda, era suficiente para neutralizar los daños de la sentencia de la Gürtel. En política, un día puede ser un siglo.

Ha sido tal su autocomplacencia que no ha tenido en cuenta los efectos que para su propio partido podría tener su inacción, dejando que aflorara públicamente el déficit de democracia interna en el mismo, que no sé si será mayor o menor que en otros partidos, pero en este momento al que le tocaba enfrentarse a la realidad era al partido en el gobierno. Una mirada a la historia le hubiera permitido saber que la soberbia de sus líderes está en la base de la caída de los grandes imperios.

A Sánchez hay que reconocerle que, como mínimo, ha sabido aprovechar muy bien el momento. La ocasión era magnífica, nadie podía ponerse de lado ante una sentencia que metía el dedo en el ojo de los que no reaccionaran en su momento contra los que habían metido la mano en la caja de todos los españoles. Lo de Ciudadanos ha sido un pecado de ingenuidad. Además, el ya presidente, si dejaba pasar el verano, se enfrentaría a un periodo preelectoral para las locales y autonómicas del próximo año y la lucha contra las encuestas podría suponerle el desgaste definitivo de su liderato en el partido socialista.

Por otra parte, dado que el panorama político está muy condicionado desde hace tiempo por las tensiones provocadas por el modelo de Estado, o actuaba con discreción, y hasta con cierta nocturnidad, o se abriría un debate en canal dentro del PSOE que hubiera podido hacer inviable en la práctica la moción de censura. No es menos cierto que la decisión de la presidenta del Congreso le ha sido de enorme ayuda, ya que sin estar condicionada por plazos para la convocatoria del pleno, lo ha hecho apenas cumpliendo el plazo mínimo de convocatoria que impone el Reglamento de las Cortes, cinco días. Como a nadie se le oculta que en dicha decisión habrá contado con el plácet del presidente de su partido y vuelve a ser Rajoy el que ha cometido el error de cálculo que le ha obligado a asumir su responsabilidad ante los militantes de su partido.

No obstante, al Partido Popular, gran perdedor en los sondeos de los últimos meses, no le viene tan mal afrontar el desgaste de la sentencia Gütel, y de las que van a ir saliendo en los próximos meses, desde fuera del gobierno; liderar la oposición como minoría mayoritaria en el Congreso y absoluta en el Senado, a un gobierno monocolor de los socialistas, le da mucho juego para remontar las actuales previsiones demoscópicas. Si bien las consecuencias del resultado de la moción de censura para los populares son nefastas a corto plazo, no tienen porqué serlo tanto a medio y largo plazos, si son capaces de reaccionar con rapidez y ofrecer credibilidad sobre su regeneración amortizando a la vieja guardia. Con Ciudadanos se podría cumplir lo que ha venido ocurriendo en otros paìses en los últimos tiempos: ganadores de encuestas, perdedores de elecciones.

En cuanto a Podemos, la ingenuidad de sus dirigentes y el debate sobre el excesivo personalismo de su líder máximo le ha llevado a apoyar la moción de censura de su rival natural, el partido socialista. A nadie se le oculta que el grupo parlamentario socialista disfrutará ahora de un buen margen para crear distintas mayorías en cada momento, que no es probable un adelanto electoral; basta que se opongan juntos PP y PSOE, ambos no interesados en que esto ocurra. El tiempo hasta las elecciones jugará a favor de Sánchez para salir de la sima electoral donde le han venido colocando los sondeos a lo largo de los últimos meses. La composición del gobierno de Sánchez será clave para la viabilidad de su continuidad en el poder del ejecutivo de la nación y, por tanto, en el del BOE.

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