Tribuna

Gerardo Pérez Calero

Académico de Número de la Academia Iberoamericana de La Rábida

Centenario de la revista Centauro (I)

LA década de los veinte supone para Europa en general una época de prosperidad tras la I Guerra Mundial, si bien terminará con la Gran Depresión y el crac estadounidense. España verá entonces, bajo el Directorio Militar de Primo de Rivera y pese los ecos de la crisis del 98, la Guerra de Marruecos y la Semana Trágica, el brillo de la Edad de Plata de la cultura hispana (1902-1939), con la generación del 27 como referencia.

Tal clima de bonanza se notará entonces con más o menos intensidad, tanto en el centro peninsular como en la periferia española, sobre todo en las regiones del norte. Poco a poco la vida provinciana se va activando y Andalucía no será una excepción merced a eventos tan importantes como la Exposición Iberoamericana de Sevilla que, con el histórico vuelo del Plus Ultra (Palos de la Frontera-Buenos Aires) de 1926 como precedente, propiciará una significativa apertura a los países más avanzados de occidente como puente con Iberoamérica.

Esta última efeméride será la clave para establecer un nexo cultural entre la capital hispalense y la onubense estrechamente relacionadas, tanto por su cercanía como por su idiosincrasia. Pongamos como ejemplo significativo la, pocos años antes, destacada presencia de los lugares colombinos en la efeméride del cuarto centenario del Descubrimiento de América con la estancia de los Duques de Montpensier en La Rábida. Huelva vería unos años después su desarrollo con la llegada del ferrocarril, el nacimiento de su Museo de Bellas Artes y el Gran Teatro de la capital, que levantaría el arquitecto Pedro Sánchez Núñez.

La mejora del clima cultural del novecientos respecto a la centuria anterior, es palpable en toda España, entre otros aspectos, en la edición de nuevas publicaciones mensuales o semanales a modo de revistas ilustradas, que ponían al día a sus lectores de la moda en boga por aquellos años. Muchas de ellas de Madrid (La Esfera, Nuevo Mundo, Mundo Gráfico, Alrededor del Mundo, o Blanco y Negro, entre otras) o Barcelona (La Ilustración Española y Americana, La Ilustración barcelonesa, La Hormiga de Oro o D'Ací i d'Allà, etc.).

También Andalucía contaba entonces con publicaciones de semejante tenor, habida cuenta de su intensa vida social al amparo del ferviente Regionalismo imperante; así: Sevilla (Bética), Málaga (La Unión Ilustrada) y Córdoba (Andalucía Ilustrada, Letras Regionales o La Revista Popular), por citar algunas de las más representativas.

En Huelva, en la segunda década del novecientos, se editaban algunas publicaciones más bien de contenido académico como La Rábida. Revista Colombina Iberoamericana de la Real Sociedad Colombina, (1911-1933). También otras con distinta finalidad, como La Cinta: revista ilustrada (1922), Arte y Deportes (1927) o El Estudiante, revista mensual ilustrada (1927).

Era necesaria, pues, la publicación ilustrada Centauro para ocupar el lugar justo que la clase media demandaba, al estilo de la mayoría de las citadas de Madrid como La Esfera, en la que la literatura representara la referencia cultural por antonomasia para una burguesía como la onubense. Pero que también tuvieran cabida las artes plásticas, sobre todo la pintura, como complemento estético ineludible.

Centauro surge el primero de noviembre de 1920, tal vez como respuesta a la publicación titulada Renacimiento: revista de literatura, arte y ciencias, que con carácter quincenal había fundado poco antes el onubense Rogelio Buendía Manzano (1891-1969), poeta de la Generación del 27. Aunque, precisamente, él mismo la dirigió también en algún momento.

Centauro aparece como revista decenal de arte, siendo la primera de carácter vanguardista, con el deseo de dotar a Huelva de un medio literario que, como dice su editorial con palabras de gratitud, respondiera al progreso actual de la ciudad. Lo hizo bajo la batuta de su joven fundador el cordobés Rafael Cuenca Muñoz (1894-1967), formado como pintor en la Academia de San Fernando, dedicado al retrato y a la caricatura y docente en la Escuela de Bellas Artes de Albacete al tiempo que editor. Toma el pulso de otras revistas contemporáneas de enorme éxito como La Esfera (1914-1931), en la que se daban cita el repertorio de dibujos con portadas y anuncios acompañando artículos, cuentos y poesías.

Como ésta, Centauro va dirigida a un lector y, sobre todo lectora, mayoritariamente de ideología conservadora, burguesa, a veces con toques liberales; sin embargo, accesible a las más variopintas colaboraciones, en un deseo de conciliar la moral tradicional con la moderna a todos los niveles, incluido el artístico.

El número seis, año II, correspondiente al 24 de enero de 1921, nos sirve de referencia para nuestro cometido. Cuenta con cincuenta y seis páginas y destacadas colaboraciones literarias y artísticas, así como interesantes noticias locales y comarcales e informaciones gráficas del progreso de la provincia; tales como la inauguración del ferrocarril del Condado, el acto de la constitución de la Asociación de la Prensa onubense, o la inauguración del Grupo Escolar de Isla Cristina donado por el prócer local D. Román Pérez Romeu, a cuyo acto asistieron, entre otros, el ilustre escritor D. José Ortega Munilla, el año antes de morir, y el pedagogo filántropo D. Manuel Siurot.

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