Tribuna

Fernando Barranco Molina

Académico de Número de la Academia Iberoamericana de La Rábida. Profesor de la Universidad de Huelva

Cartografía y literatura

Desde hace muchos años, la cartografía ha sido fuente de inspiración para muchos escritores y poetas. Los mapas crean muchas expectativas en el mundo literario: relato, novela, poesía.

Hoy traigo aquí una breve reseña de algunos escritos en los que la cartografía es fundamental para desarrollar una trama.

Don Quijote de la Mancha comparaba a los caballeros andantes con los cortesanos diciendo: "…no todos los caballeros pueden ser cortesanos, ni todos los cortesanos pueden, ni deben, ser caballeros andantes, de todo ha de haber en el mundo; y aunque todos seamos caballeros, va mucha diferencia de los unos a los otros; porque los cortesanos, sin salir de sus aposentos, ni de los umbrales de la Corte, se pasean por todo el mundo, mirando un mapa sin costarles blanca, ni padecer calor, ni frío, hambre ni sed, pero nosotros, los caballeros andantes verdaderos, al sol, al frío, al aire, a las inclemencias del cielo, de noche y de día, a pie y a caballo, medimos toda la tierra con nuestros mismos pies".

Estas simpáticas letras que nos dejó escritas nuestro admirado Miguel de Cervantes y Saavedra, en boca del ingenioso caballero, son una pequeña muestra de lo que los mapas nos pueden indicar. Los que elaboramos mapas, cartógrafos, los que medimos la tierra día a día, somos los caballeros andantes; ustedes, amables lectores, políticos, geógrafos, historiadores y usuarios en general, son los cortesanos en versión moderna. Con un mapa en las manos se puede planificar, estudiar el territorio, ganar guerras y hasta levantar pasiones.

La Cartografía ha servido siempre a la imaginación de muchos escritores. Puede parecer que algo tan árido, como es un papel con múltiples rayas, sirva para escribir poemas, para escribir libros, pero Jorge Luis Borges, en casi todos sus cuentos, hace reseñas a múltiples epopeyas topográficas, como la que nos dejó en su libro El Hacedor, donde lleno de patetismo decía: " …en aquel Imperio, el arte de la cartografía logró tal perfección que el mapa de una sola provincia ocupaba toda una ciudad y el mapa del Imperio ocupaba toda una provincia. Con el tiempo, esos desmesurados mapas no satisficieron y los colegios de cartógrafos levantaron un mapa del Imperio que tenía el tamaño del propio Imperio y además coincidía puntualmente con él.

Menos adictas al estudio de la cartografía, las generaciones siguientes entendieron que ese dilatado mapa era inútil y, no sin impiedad, lo entregaron a las inclemencias del sol y de los inviernos.

En los desiertos del Oeste, hoy perduran despedazadas las ruinas de aquel mapa, habitadas solo por animales y mendigos. En todo el país no hay otra reliquia de las disciplinas geográficas".

Este patético poema borgiano no es nada comparado con el que yo sufrí mientras leí el libro de Kafka El Castillo; su protagonista, un agrimensor que llega a medir unas tierras para levantar un plano, por culpa del estilo tan particular del escritor se ve envuelto en unos incomprensibles acontecimientos.

Más claro era Julio Verne, que decía que sin conocer el mundo entero, él podía escribir cualquier libro gracias a los mapas. Julio Verne era otro cortesano como los que citaba Don Quijote de la Mancha.

El político y notable escritor Gaspar Melchor de Jovellanos, en uno de sus discursos hablaba de los mapas así: "...con un mapa se puede emprender la navegación de un río, la apertura de un canal de riego, la construcción de un camino o de un nuevo puerto, los mapas hacen florecer las provincias y aumentar el verdadero esplendor de las naciones".

Más dulce y más poético fue Juan Ramón Jiménez, que escribió hace mucho tiempo un libro precioso llamado La estación total, sin imaginarse que, muchos años más tarde, el mejor instrumento topográfico para confeccionar planos y mapas se llama precisamente así, como el título de su libro. En él describe el Norte, el Sur, los caminos y los campos, como si él mismo estuviese midiendo y haciendo mapas con la palabra. Mira las estrellas, mira el sol, igual que hacemos para determinar el Norte o la Polar con nuestra Estación Total.

¡Juan Ramón, siempre sorprendente!

El consumo de mapas en un país hoy es índice de su cultura. Ser usuario de cartografía le convertirá en un cortesano verdadero. No deje de hacerlo, viaje con ellos, trabaje con ellos y disfrute con ellos. ¡Un mapa es siempre un buen compañero!

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