Tribuna

Manuel Chaves gonzález

Ex presidente de la Junta de Andalucía

Acerca de la moción de censura

El discurso de Vox, formalmente constitucionalista, parte de una base ideológica y estratégica cuyo objetivo es orientar el sistema hacia un régimen de "democracia" autoritaria

Acerca de la moción de censura Acerca de la moción de censura

Acerca de la moción de censura / rOSELL

El debate sobre la moción de censura contra el presidente del Gobierno presentada por Vox induce a reflexionar sobre la extrema derecha en nuestro país. La intervención del sr. Abascal, presidente de Vox, representa el compendio ideológico-estratégico de su partido. No fue un discurso original; sus palabras ya la habíamos oído en los mensajes de Trump, Putin, Orban, Kaczynsky, etc., y otros líderes de la extrema derecha: mensajes catastrofistas, divisivos, negacionistas, dirigidos al pueblo "sano y patriota". Mensajes que forman parte de una atmósfera populista que ya cubre a muchos países de nuestro planeta.

Al inicio de la transición democrática, la extrema derecha española no encontró un partido político con el que se sintiera identificada. La vinculación expresa al franquismo y a la Falange de determinados grupos políticos y su defensa de la dictadura redujeron a la nada su apoyo electoral. En todo caso, la extrema derecha encontró su acomodo en las filas del PP. Fraga Iribarne, tuvo la inteligencia de integrarla en la derecha democrática y canalizar sus frustraciones a través del voto. Más tarde, la crisis financiera del 2008 distorsiono el escenario político en los países europeos, incluida España. La incapacidad de los gobiernos, de derecha e izquierda, para afrontar la crisis y las medidas de austeridad frente a sus efectos devastadores provocaron el alejamiento de muchos ciudadanos de los partidos políticos clásicos. La indignación de muchos cristalizo en partidos populistas de extrema derecha y si añadimos la manipulación del sentimiento de inseguridad ante la crisis de los refugiados y el terrorismo islamista, se conformó el contexto que facilitó el ascenso de estos partidos.

España no fue ajena a este fenómeno. El crecimiento de Vox tuvo su punto de inflexión en la situación política y social derivada de la crisis. Ciudadanos, nostálgicos o no del franquismo, votantes del PP, encontraron a Vox. No voy a calificar a este partido como franquista y fascista, pero al margen de su apariencia democrática muchos de los genes del fascismo anidan en el ADN de Vox. En esto, tampoco es muy distinto de los partidos de extrema derecha europeos (Enzo Traverso los califica como partidos postfascistas). El discurso de Vox, formalmente constitucionalista, parte de una base ideológica y estratégica cuyo objetivo es orientar el sistema político hacia un régimen de "democracia" autoritaria. En la practica, el modelo lo tenemos en países miembros de la UE -Hungría y Polonia-, cuyos gobiernos, amparados en mayorías electorales, transforman la democracia representativa en un régimen autoritario que recorta libertades y suprime controles democráticos al gobierno (Pierre Ronsanvallon se refiere a ellos como democraduras). Estos partidos olvidan conscientemente que la legitimidad democrática no solo se obtiene por medio de las elecciones sino también por el respeto a las minorías, los sistemas de control y la protección de los derechos fundamentales de los ciudadanos. Para Enzo Traverso su relación con la democracia es puramente instrumental.

En sus declaraciones estos partidos, incluido Vox, se pronuncian contra el multilateralismo y las organizaciones internacionales; son contrarios al proceso de integración de la UE a la que consideran que atenta a las soberanías nacionales. Son partidos negacionistas de la igualdad entre hombres y mujeres, del cambio climático y de la riqueza que la diversidad y la pluralidad proporcionan a los colectivos humanos. Cuando la política solo traslada épica, discriminación y enfrentamiento pero adolece de falta de razón, entendimiento y respeto a los ciudadanos, la convivencia se resquebraja y y la sociedad se divide.

La moción de censura de Vox tiene mayor importancia que la prevista en un primer momento. La posición del PP, defendida por Pablo Casado, tuvo profundidad democrática. Constituyó un no rotundo a la extrema derecha y a las "tentaciones autoritarias". Contribuyó a establecer en el Congreso, junto al resto de los partidos, un cordón democrático frente a Vox. Sus palabras pueden interpretarse como una apuesta por una derecha democrática y moderada con aspiraciones de gobierno. Pero es cierto que los pactos del PP en algunas Comunidades autónomas contradicen su discurso. Será el tiempo el que nos dará cuenta de la firmeza del discurso.

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