Andalucía se convierte este fin de semana en el epicentro de la política de España con los principales líderes políticos del país, incluidos Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, participando en actos de sus respectivos partidos para apoyar a sus candidatos a la Presidencia de la Junta. Es lógico. A pocos días de que dé comienzo de forma oficial la campaña, toda la atención está centrada en lo que vaya a ocurrir el 19 de junio, cuando no sólo se la juegan Juanma Moreno, Juan Espadas y sus organizaciones regionales. Los comicios andaluces van a tener una lectura nacional en la que Feijóo medirá el éxito -o no- de la operación de renovación del liderazgo y de la imagen del PP y, de paso, comprobará si el aliento de Vox se siente en el cogote. Y Sánchez tendrá ocasión de apreciar cuán profundo es el desgaste que provoca en sus siglas los últimos escándalos en los que se ha visto inmerso su Gobierno y la política de alianzas que lo ha puesto en manos de separatistas y radicales. Todo muy lógico y previsible. Pero, como hemos señalado ya en más de una ocasión desde estas páginas, Andalucía corre el riesgo de que esta campaña se le escape de las manos por el ruido nacional y no sirva para que se hable de los problemas que de verdad lastran a esta tierra. Sólo hay que echar un vistazo a los indicadores de renta que acaba de publicar el INE para comprobar que seguimos a la cola del bienestar del país. El foco nacional puede hacer que, como ya ha pasado en otras ocasiones, se olvide lo principal y predomine lo accesorio. Sería, al fin y a la postre, otra forma de minusvalorar a Andalucía. La presencia de líderes y mensajes nacionales en esta campaña será una realidad que los candidatos deben equilibrar centrando sus argumentos en los temas que específicamente interesan a los andaluces. De otra forma, estaríamos ante una campaña desenfocada y, por lo tanto, inútil.
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