Más municipios, más costes y más fragmentación

La creación de ocho nuevos municipios en Andalucía supondrá un aumento del coste económico y de la fragmentación territorial

La aprobación por parte de la Junta de Andalucía de la creación de ocho nuevos ayuntamientos por segregación de sus términos municipales matrices va en contra del espíritu y principales objetivos de la vigente Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración, aprobada en 2013, durante la etapa de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno, y cuya fundamental intención era poner un mayor orden en el panorama excesivamente fragmentado de los pueblos y ciudades españolas. La Junta de Andalucía, por su parte, argumenta que el no conceder el estatus municipal a las que hasta ahora eran Entidades Locales Autónomas (El Palmar de Troya, San Martín del Tesorillo, Fuente Carreteros, La Guijarrosa, Fornes, Torrenueva Costa, Tharsis y La Zarza-Perrunal) hubiese podido suponer una "retroactividad indebida", ya que todos estas nuevas localidades habían iniciado sus procesos de segregación antes de la aprobación de la referida ley estatal. Esta es la opinión del Gobierno autonómico, pero lo cierto es que no se ha tenido en cuenta la opinión del Consejo Consultivo de Andalucía -cuyos informes son preceptivos, pero no vinculantes-, que se manifestó claramente en contra de estas separaciones, ya que estimó que podrían contravenir la ley estatal de 2013, pues las ocho nuevas localidades no tienen una población superior a los 5.000 habitantes cada una.

Más allá de la cuestión jurídica, parece evidente que la creación de los nuevos municipios poco aporta y algo resta. La racionalidad de la gestión política y económica de los municipios indica que es necesario que las entidades administradas sean cada vez más amplias para poder unificar servicios e infraestructuras. Por poner un ejemplo, la solución a los muchos problemas de las áreas de Málaga o Sevilla no pasa hoy por segregar nuevos municipios, sino por la creación de instituciones y empresas metropolitanas que trasciendan a los ayuntamientos y puedan prestar servicios de una forma más racional y económica. Si el interés de los nuevos municipios era tener una administración más próxima y sensible para sus problemas cotidianos, se podrían haber buscado soluciones alternativas que no tenían que pasar por la duplicación administrativa. Lo cierto es que, desde ayer, donde había ocho ayuntamientos hay ahora dieciséis, con el consiguiente aumento de los costes, la burocracia y la fragmentación territorial.

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