Dos investigaciones muy necesarias

Es necesario definir el llamado Covid persistente, averiguar cuál es la incidencia en la población y, en la medida de lo posible, hallar remedios terapéuticos

España cerrará este verano con más del 70% de la población total vacunada y con cerca del 90% de los grupos diana, que ahora son todos los mayores de 12 años. El Instituto Carlos III ha comenzado dos investigaciones que tienen una importancia vital, ahora que buena parte de la población va a lograr lo que antes se llamaba inmunidad de grupo, un término más difuso tras haberse extendido una variante del virus mucho más contagiosa. Se trata de homologar y saber qué es el Covid persistente y de averiguar si es necesario vacunar, de nuevo, a los mayores de más de 65 años, en especial a quienes viven en residencias. El llamado Covid persistente es un síndrome que tiene una variada sintomatología y que padecen muchos miles de personas que han tenido el coronavirus. A veces es una tos persistente; otras, un temblor y, en ocasiones, problemas congnitivos. El instituto Carlos III quiere saber cuál es la extensión de este síndrome y, en la medida de los posible, averiguar qué tratamientos puede tener. En este caso, el desconocimiento es muy alto porque no se sabe si los síntomas terminarán por remitir o si permanecerán por años. El segundo estudio se centra en los más mayores. Es un hecho comprobado que algunas de estas personas generan anticuerpos de peor calidad, una vez han sido vacunados contra el Covid. Se trata de medir bien cómo de eficaces son y cómo evolucionan, de modo que se sepa si es necesario inyectar una tercera dosis. A la espera de conocer los detalles del estudio, es muy posible que los mayores de 65 años tengan que recibir una tercera dosis. En cualquier caso, ésta es una decisión que en último término adoptará la Agencia Europa del Medicamento, aunque empresas como Pfizer lo vienen proponiendo. Varias comunidades autónomas también han propuesto que las personas inmunizadas porque han pasado la enfermedad puedan ser vacunadas antes de los seis meses desde la infección. Parece que tan largo plazo se debía más a la escasez que hubo de vacunas que a una cautela médica. Entendemos que esto tiene que ser una decisión que se adopte a nivel nacional y para todo el territorio.

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