Algo comienza a moverse en el Reino Unido

No hay que descartar que Theresa May se vea obligada a convocar elecciones este otoño ante los problemas del 'Brexit'

El líder laborista británico, Jeremy Corbyn, se ha abierto a la celebración de una segunda consulta en el Reino Unido sobre su salida de la Unión Europea. Es la primera vez que uno de los grandes líderes del país acepta esta posibilidad, aunque con matices. En el caso de que las bases del partido lo decidieran, Corbyn abogaría por celebrar otro referéndum, aunque su opción preferida es que el Reino Unido celebrase elecciones generales para que un nuevo Gobierno negociase con Bruselas. Los Veintisiete han dado un sonoro portazo al plan de la primera ministra, Theresa May, porque el Reino Unido sigue sin encajar cuál es la línea roja del acuerdo. En la UE no se puede romper el mercado único, de modo que si el Reino Unido quiere permanecer en una situación como la de Noruega, hay que respetar las cuatro libertades: de servicios, de bienes, de personas y de capital. May ha defendido que los servicios y las personas queden excluidos. Ante la firmeza de Bruselas, algo comienza a moverse en el Reino Unido. Buena parte del problema del Brexit procede de las divisiones dentro del Partido Conservador, donde los eurófobos buscan una ruptura brusca para debilitar aún más a la primera ministra. No hay que descartar que May termine por convocar elecciones este otoño, antes de que expire el plazo que le ha dado la Unión Europea. Quienes prefieren una segunda consulta alegan que será ahora cuando los británicos conozcan los términos reales del acuerdo para dejar la Unión Europea, esos términos son los que se están negociando con Bruselas. No se trataría, por tanto, de repetir el referéndum, sino de consultar sobre los términos de la salida, que serán los de acuerdo con Bruselas o los del no acuerdo, en caso de ruptura. Si Theresa May se empeña en no aceptar la realidad del mercado único, no hay que descartar que haya ruptura total, lo que sería negativo para la Unión Europea y muy malo para el Reino Unido. Sin período transitorio y de la noche a la mañana, los británicos se encontrarían con una frontera donde no la ha habido durante decenios: tendrán que pagar por las mercancías que exportan y sus ciudadanos serían considerados nacionales de terceros países en el continente. Dentro de una semana, los conservadores comienzan su congreso y es posible que de ahí salga Theresa May con una decisión que afecte a todos. No parece que los conservadores la autoricen a lo que entienden como una rendición ante Bruselas, por lo que la única forma para intentar un acuerdo sería que otro primer ministro, o May respaldada, lo intentase de nuevo sin esas ataduras.

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