El monumento a la Virgen del Rocío de la plaza del Punto de Huelva amaneció ayer con una pintada en su manto en la que aparecía dibujado un gran símbolo anarquista. Este inaceptable ataque que ofende al patrimonio y a los sentimientos de los onubenses provocó una justa indignación entre los ciudadanos que paseaban o se acercaban a rezar ante el grupo escultórico, quienes dieron rápidamente la voz de alarma al Ayuntamiento. Precisamente, la rápida intervención de los operarios municipales y del propio autor de la obra, Elías Rodríguez Picón, permitieron que el monumento recuperase su estado normal en un breve espacio de tiempo y la ofensa quedase como un mal recuerdo. El autor o autores de esta fechoría no se quedaron ahí y previamente se habían entretenido en realizar diversas pintadas en la calle Alonso Sánchez entre las que se incluía un lazo independentista en el telefonillo de la sede que el PP tiene en la citada vía. Todas estas acciones, que carecen en absoluto de sentido, se realizaron con nocturnidad, alevosía y una enorme cobardía y demuestran una absoluta falta de civismo y educación por parte de quienes las realizaron. Afortunadamente no es Huelva una ciudad en la que estos atentados se prodiguen, pero sí es llamativa y preocupante la tendencia de quienes los perpetran de atacar siempre los símbolos religiosos o monumentos que representan valores profundamente arraigados en el imaginario sentimental onubense. Este tipo de actitudes deben ser reprobadas de forma clara por la sociedad, tal y como ayer ocurrió sin duda, tanto como perseguidas por los cuerpos de seguridad por lo que de ataque a la convivencia colectiva suponen. El Ayuntamiento destina todos los años una importante cantidad económica a limpiar y recuperar los lugares que son víctimas de estos amantes de los espráis, unos fondos que bien podrían dedicarse a otros menesteres mucho más urgentes y útiles para la sociedad. El vandalismo ciudadano, que lamentablemente lo único que demuestra es una enorme incultura y gran precariedad intelectual, no solo afea la imagen de la ciudad sino que busca exaltar los ánimos a través de la ofensa. Bien claro quedó este extremo durante toda la jornada de ayer en las redes sociales, en las que se podía palpar la indignación de la sociedad onubense. El Ayuntamiento condenó ayer estos hechos y señaló que perseguirá este tipo de conductas. Para evitarlas, la colaboración ciudadana es también un elemento fundamental. Huelva no se merece que se la trate de este modo.

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