Mariano Rajoy y Susana Díaz escenificaron ayer con su visita a La Antilla la unidad institucional necesaria frente a los devastadores efectos que el temporal ha dejado en la costa de Huelva. El presidente del Gobierno acudió a la invitación cursada por su homóloga andaluza ante la magnitud de unos daños que ponen en riesgo la seguridad de los onubenses y, de camino, hacen temblar su economía. Al tiempo venían a solucionar la penosa imagen dada por sus partidos el sábado cuando el presidente del PP andaluz, Juanma Moreno, y el portavoz socialista en el Parlamento, Mario Jiménez, aprovecharon sus visitas a las zonas castigadas por la naturaleza para echarse en cara el uno al otro su inacción en esta materia. Así no, vinieron a decirles sus mayores ayer. Ante el azote de la meteorología y la más que probable pérdida de empleos e ingresos lo que hay de demostrar a los ciudadanos es que hay unidad de acción y altura de miras para buscar soluciones. Así lo expresaron tanto Rajoy como Díaz. Tal y como ya se hiciera durante el incendio que arrasó miles de hectáreas el pasado verano en Moguer, las administraciones están para reaccionar con presteza y trabajar codo con codo, no para lanzarse trastos a la cabeza. En esa línea, se enmarca también la reunión que mantuvo por la mañana la ministra de Empleo, Fátima Báñez, con alcaldes, empresarios y representantes de los afectados por el temporal de viento y lluvia. Su anuncio de creación de un grupo interadministrativo que trabaje para buscar soluciones "urgentes" a los efectos de la meteorología ha de ser ponderado muy positivamente. Así lo ha aceptado la Junta de Andalucía, que no ha dudado en tender la mano para evaluar los estragos a la mayor brevedad posible para, de este modo, establecer los cauces para iniciar la reconstrucción. En palabras de la presidenta, "los ciudadanos deben estar tranquilos porque actuaremos con lealtad institucional para buscar soluciones con la mayor celeridad". Hemos de tener en cuenta que la climatología ha afectado con dureza a dos de los pilares básicos de la economía provincial: el turismo y la agricultura. Apenas un mes antes de iniciar la temporada de Semana Santa y justo cuando la campaña fresera comienza a tomar vuelo no cabe más que aunar esfuerzos para garantizar la tranquilidad de miles de familias que ven peligrar sus ingresos en el peor momento posible. Es por ello una obligación y una exigencia que todas las administraciones se vuelquen en paliar los daños y, posteriormente, se sienten a abordar las medidas que sean necesarias para evitar que, año tras año, los temporales provoquen estos efectos en la costa. El primer paso, el del acuerdo, el consenso y la unidad ya se ha dado. Aplaudámoslo.

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