La comisión parlamentaria de la RTVA ha aprobado una serie de medidas que consideramos importantes para avanzar hacia un nuevo modelo que recupere el espíritu fundacional de la radio y televisión públicas de Andalucía: ser un instrumento al servicio de la vertebración de nuestra comunidad, así como una herramienta para la información y elevación del nivel cultural de los andaluces. La primera de estas medidas es la de someter al ente a tres niveles de control: una auditoría externa independiente, un sistema de auditoría interna del conjunto de su gestión y una auditoría permanente de la programación. Si queremos sanear la RTVA tanto en las cuentas como en los contenidos que ofrece a los ciudadanos, es necesario que se haga un análisis riguroso tanto de las cuentas del ente como de su parrilla. Hoy por hoy, la RTVA -cuyo presupuesto para 2017 es de 164 millones de euros- es un instrumento caro e inútil; un agujero negro de dinero común que, además, apuesta por contenidos más que discutibles, olvidando completamente su utilidad social. Lo peor del asunto es que, pese a la degradación de los contenidos, Canal Sur sigue a la cola de la cuota de audiencia (apenas supera el 9%).

El segundo punto aprobado por la comisión parlamentaria es que la RTVA habrá de ser "neutral" ideológicamente, más allá -lógicamente- de la defensa de la Constitución y el Estatuto de Autonomía, nuestras normas fundamentales. Aunque es cierto que el problema de la parcialidad política afecta a todas las RTV autonómicas de España -independientemente del partido que esté en el poder-, resulta desolador que, a estas alturas, el Parlamento tenga que instar a Canal Sur a que recuerde algo que debería estar en su ADN: que no está al servicio de partido político o Gobierno alguno, sino de la sociedad y los ciudadanos andaluces, independientemente de su ideología.

Otras propuestas aprobadas son que el consejo de administración deberá estar formado por profesionales de reconocido prestigio; que se deberá dar un tratamiento especial al sector de las pymes y al deporte femenino; o que hay que potenciar su papel como difusor de la cultura andaluza en el mundo. Todas estas medidas son positivas y redundarán en una RTVA mejor, pero no pueden esconder la urgente necesidad de dar un giro radical a nuestra radio y televisión públicas para que se convierta en una auténtica herramienta al servicio de la información, la cultura y la educación de los andaluces.

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