Educación contra las agresiones en la sanidad

La degradación de la educación y del respeto a la labor de los profesionales está socavando la convivencia en los espacios públicos

Pese a que Andalucía puso en marcha en 2005 un pionero Plan de Prevención y Atención de Agresiones para los Profesionales del Sistema Sanitario Público, lo cierto es que éstas no dejan de crecer, lo que demuestra la insuficiencia de dicha iniciativa. En la década comprendida entre 2007 y 2017 se produjeron en la comunidad autónoma un total de 10.022 agresiones físicas o verbales al personal sanitario de todas las categorías. En concreto, el pasado ejercicio se contabilizaron 1.115 ataques, de los que 285 fueron físicos, un 38,35% más que el año anterior. Estamos, pues, ante un grave problema que, más que remitir, aumenta y que no parece tener visos de solución en un plazo inmediato. Las administraciones no pueden mirar hacia otro lado y es hora ya de que se empiecen a tomar medidas efectivas.

A nadie se le escapa que los hospitales y los centros de salud son lugares donde, por diversas cuestiones, se pueden dar situaciones extremadamente complicadas. Personas con dolor y angustia, largas colas de espera, masificación, incomodidad... Las autoridades sanitarias deben ser muy conscientes de esta realidad y evitar que se produzcan conductas violentas haciendo hincapié en dos cuestiones: reforzando las dotaciones de profesionales de la seguridad que sirvan para disuadir el comportamiento violento de los agresores (y, si esto no es posible, su inmediata neutralización) y la puesta en marcha de campañas de concienciación ciudadana sobre el problema. En este sentido, también es importante formar bien al personal sanitario para que sepa actuar en caso de agresión con el objetivo de minimizar en lo posible sus nocivos efectos. El que los centros de salud y los hospitales sean lugares donde todos los profesionales del sector puedan desarrollar con sosiego su trabajo es una cuestión que nos concierne a todos los ciudadanos.

Los profesionales sanitarios piden una ley nacional que aborde el problema de forma unitaria en toda España. Puede que esto sirva, pero sobre todo estamos ante un problema más complejo en el que la degradación de la educación, de las antiguamente llamadas buenas costumbres, y del respeto a la labor de los profesionales (como también se observa, por ejemplo, en la educación) está socavando la convivencia de una manera alarmante en los espacios públicos. Es importante que, desde la escuela, se vuelvan a inculcar los perdidos valores de respeto al conocimiento. Ésa será la mejor arma para luchar contra las agresiones.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios