Diálogo aún con la mayoría absoluta de Cruz

Gobierno y oposición deben mantener la capacidad de diálogo que el alcalde ha demostrado en el mandato anterior

Han pasado cuarenta años desde las primeras elecciones municipales de 1979, las que cambiaron por completo un país. Permitieron la llegada de una generación nueva a los ayuntamientos que tuvo la responsabilidad y el privilegio de llevar a cabo una nueva forma de gestión; más cercana y más acorde con las necesidades de los ciudadanos. Ayer se constituía el Ayuntamiento en Huelva, como ocurría en el resto de municipios de la provincia y España. Previamente, ha sido una constante el desarrollo de pactos y acuerdos en casi todos los puntos de la geografía nacional, pero en la capital onubense, la mayoría absoluta dejaba claro el panorama el pasado 26 de mayo. Y eso llega siempre acompañado de tranquilidad y estabilidad, aunque deja sobrevolar el temor a una política impuesta por una falta de diálogo con el resto de partidos que forman parte de la Corporación. El PSOE llegó hace cuatro años al gobierno municipal de la capital después de haber convivido con un largo proceso de mayorías absolutas. Ahora la tiene y sabe qué es lo que se siente en el otro lado.

Cruz recibió ayer la mano tendida de todos los concejales de la oposición. Sin excepción. Se ofrecieron a contribuir a un buen gobierno por el bien de la ciudad. Y todos le reclamaron diálogo y consenso. El mismo que Cruz ha mantenido en los cuatro años anteriores en los que gobernó en minoría. Pero la responsabilidad de mantener esos dos pilares de la democracia es de todos. Para que exista diálogo tiene que haber ánimo dialogante en ambas partes y es crucial que el interés parta de los 27 concejales, tanto de los que han obtenido la mayoría absoluta (14) como de los (13 restantes) que ejercerán a partir de ahora la oposición.

Con esas reglas de juego, seguro que el alcalde mejorará cuestiones del día a día que no tienen muy contentos a los ciudadanos, a pesar de que le hayan dado su confianza, como la limpieza de calles más allá del centro de la ciudad. Los barrios reclaman su sitio y el brillo que han perdido para poder recuperar una ciudad de todos, donde poder pasear , disfrutar y, por supuesto, dialogar.

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