Conmoción y luto en Algeciras

Un individuo que atacó dos iglesias siembra el pánico y altera la ejemplar convivencia que mantienen desde hace años en la ciudad españoles y extranjeros

Algeciras se vio conmocionada en la tarde de ayer por el asesinato de Diego Valencia, sacristán de la iglesia de La Palma, y el ataque al sacerdote Antonio Rodríguez, párroco de la capilla de San Isidro, a manos de un individuo armado con un machete que sembró el pánico en el corazón de la ciudad. No cabe sino condenar lo ocurrido y subrayar que, al margen de lo que determine la investigación, el objetivo del atacante era la comunidad católica de Algeciras. En segunda instancia, hay que hacer un llamamiento a la calma ante este atentado, cuya investigación asumió de inmediato un juzgado de la Audiencia Nacional al considerarse por la Fiscalía un acto de terrorismo yihadista. Algeciras es una ciudad que desde hace muchos años es ejemplo de pacífica convivencia entre españoles y miles de extranjeros, especialmente marroquíes, muchos de ellos de segunda y tercera generación. Dicha convivencia debe ser garantizada por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. A la espera del desenlace de las investigaciones abiertas y de conocer el perfil detallado del atacante detenido, de sus motivaciones y de sus posibles cómplices, es preciso recordar que el Gobierno viene desde hace años estudiando la posibilidad de declarar el Campo de Gibraltar, comarca en la que Algeciras ejerce como capital oficiosa, como zona de especial singularidad debido a su posición geográfica estratégica como principal puente entre Europa y África. Este hecho da al Campo de Gibraltar muchas ventajas -como contar con el primer puerto de España- pero le convierte también en una de las principales trincheras desde la que se combate a las mafias de la droga y del tráfico de personas. También la amenaza de terrorismo yihadista es, como se vio ayer, un riesgo que hay que tener en cuenta. La declaración de zona de especial singularidad reforzaría el papel de la Guardia Civil, la Policía Nacional y Vigilancia Aduanera con el refuerzo de sus respectivas plantillas. Es momento de retomar ese debate.

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