La otra orilla

La voluntad de acordar

Dejemos los himnos y las banderas para el fútbol, como decía el rockero Silvio, y nos irá mejor

Hay un refrán popular que dice que dos no discuten si uno no quiere, parafraseándolo podemos decir que dos no llegan a un acuerdo si uno de ellos no quiere. Dialogar no es sólo exponer unas opiniones, unos argumentos, dialogar es colocarse, situarse en lugar del otro/otra y comprender sus opiniones, respetar sus argumentos. Estos últimos días hemos asistido a dos reuniones de alto calado político con diferentes resultados. En una de ellas el acuerdo se ha roto, en la otra los interlocutores han dialogado y se ha llegado a un acuerdo. En ambas se buscaba el bien común, entonces por qué ese resultado diferente?

En la primera de esas reuniones participaron Pedro Sánchez e Isabel Díaz Ayuso. Fue una reunión presidida por muchas banderas y las banderas siempre separan. Recuerden reuniones anteriores con otro presidente autonómico en el que también las banderas separaron. En esa reunión entre el gobierno central y el gobierno de la Comunidad de Madrid no había voluntad de llegar a acuerdos, cada uno habló de lo suyo sin escuchar ni comprender los argumentos del otro. El resultado es que el virus se expande, el contagio aumenta y los ciudadanos mueren.

En la segunda reunión participaron la ministra Yolanda Díaz, los líderes sindicales y los líderes empresariales. No había banderas, sólo voluntad de solucionar el asunto de los ERTES. Cada uno expuso sus argumentos, escuchó los de los otros. Todos cedieron sabiendo que, como decía un viejo sindicalista, uno no se levanta de una mesa de negociación sin acuerdo. Es preferible un acuerdo de mínimos que un no acuerdo. Seguramente a la ministra le habrá ayudado el ejemplo sindicalista de su padre. El resultado ha sido una prórroga de los ERTES hasta enero, el compromiso de mantener al menos seis meses en su puesto de trabajo a los trabajadores después del ERTE y reducción de impuestos a los empresarios. Un acuerdo que redunda en beneficio de todas las partes.

Dos no discuten si uno no quiere, dos se ponen de acuerdo si los dos ceden, relativizan sus posiciones, piensan y reflexionan sobre lo que el otro propone y no se agarran a ninguna bandera. Dejemos los himnos y las banderas, como decía el rockero Silvio, para el fútbol. Nos irá mejor. Ojalá en lugar de cerrazón pongamos en la mesa de diálogo apertura y palabras. La palabra siempre será un arma de construcción masiva.

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