Una visión psicohistórica

Estamos viviendo una de las épocas más inestables desde la Transición

En el siglo pasado algunos psicólogos se interesaron por tratar de entender, desde la perspectiva de su disciplina, el porqué de los hechos históricos, la evolución de los comportamientos humanos, los cambios de las mentalidades y la personalidad de personajes que jugaron papeles relevantes, entre otras cosas. Se buscaban claves que pudieran ser útiles para la prevención de acontecimientos negativos. Al respecto, una de las preguntas a la que con más ahínco se intentaba encontrar una respuesta fue a cómo pudo el nazismo asentarse en el pueblo alemán, con todos sus horrores. Para poder explicarlo se hicieron experimentos, como los de Milgram y Zimbardo. También, desde la filosofía se procuró aportar alguna explicación, como la propuesta de la banalidad de mal por Hannah Arendt. Otros autores se centraron más en los protagonistas y se plantearon cuestiones del tipo de si Hitler era o no un loco. En España queda mucho por hacer en este terreno, como por ejemplo, sobre las causas de la Guerra Civil y las características psicológicas de Franco. Todo esto es muy interesante y debería servirnos para que no se cometan los mismos errores, ni por parte de los gobernantes o responsables políticos, ni de la sociedad en general. Sin embargo, se es reticente a las enseñanzas del ayer, se olvida lo que es incómodo recordar, se cae en la tentación y la arrogancia de creer que se controlan todas las situaciones y se piensa que lo malo le pasa a los demás. Aunque sin dramatizar ni exagerar porque, por suerte, no se dan las mismas circunstancias, algo de eso viene pasando. Por ello, no hay que extrañarse del subidón de Vox en las elecciones andaluzas. Su ascenso no ha sido únicamente por mimetismo con otros países europeos donde la ultraderecha se ha instalado en los parlamentos. Ocurre que estamos viviendo una de las épocas más inestables desde la Transición. Se podría asumir sin problema eso de lo más seguro es que ya veremos. El problema del independentismo catalán nos tiene quemados, la precariedad del Ejecutivo es patente, las contradicciones son continuas, las tomaduras de pelo habituales… El adanismo y la autosuficiencia han triunfado. Desde una visión psicohistórica, el día de mañana merecerá la pena estudiar estos últimos años y, por supuesto, la personalidad de quien ahora padecemos como presidente del Gobierno. Daría para muchas páginas en libros y en tesis doctorales -sin plagios, por supuesto-. Lo malo es que ya no tendrán remedio muchos estropicios realizados.

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