Más de medio año después de haber perdido el poder el PSOE andaluz no termina de aceptar la derrota, anda desnortado, no encuentra su sitio. Tiene muchos motivos para hacer oposición al Gobierno de la Junta (la autocomplacencia de PP y Cs, los recortes sanitarios, el fiasco de los cambios educativos, el goteo de dimisiones de altos cargos propio de la bisoñez e improvisación de los nuevos gobernantes...), pero ha escogido y enfatizado los peores. Como la campaña de la Consejería de Igualdad contra la violencia machista, acusada de frivolizar y banalizar esta lacra.

Los argumentos para justificar el rechazo a la campaña son que la protagonizan mujeres sonrientes y felices -además, no son reales, sino modelos de catálogo- que han superado el maltrato y que ni siquiera habla de violencia de género. Argumentos buscados para la ocasión porque los mensajes "en positivo" son frecuentes en este tipo de campañas. Talmente como la desplegada por la Junta de Andalucía en la etapa socialista, en 2013, cuya figura central era una mujer jugando en un parque con su hijo y el lema Te mereces una vida mejor, que en poco se distingue del Ella ha sufrido malos tratos, pero la vida siempre es más fuerte de la actual, y tan denostada campaña.

Que la consejera Rocío Ruiz asegurase en la presentación que las actrices eran en realidad mujeres maltratadas y que la campaña publicitaria no hable de violencia de género es criticable, pero el origen del rechazo socialista, y exigencia de retirada, no es su contenido, sino el concepto: como PP y Ciudadanos son rehenes de la ultraderecha, todo lo que hacen está contaminado por las concesiones a la ultraderecha. Sobre esa idea de la sumisión a Vox ha organizado el socialismo andaluz su discurso de oposición, y de ahí no se mueve. Si la realidad desmiente el prejuicio, peor para la realidad.

Éste es el caso: la campaña de la Junta es más o menos afortunada, pero el Instituto Andaluz de la Mujer no ha cambiado de nombre como pretende Vox y su presupuesto no ha disminuido, sino que ha aumentado en 400.000 euros. Con más o menos acierto, el Gobierno de centroderecha de la Junta no ha eliminado los programas socialistas de ayuda a la mujer ni ha reducido los recursos destinados a esa lucha. Como tampoco ha liquidado la legislación sobre la Memoria Histórica ni la búsqueda de restos de las víctimas de la dictadura franquista, otra de las demandas de Vox.

Resulta muy sectario y un pelín totalitario pretender que sólo se puede ser feminista siendo de izquierdas o que haya que pedir permiso a Carmen Calvo, bonita, para defender los derechos de homosexuales y lesbianas. El periódico más influyente de España titulaba así su editorial sobre los anuncios de la Junta: Campaña fallida. Oiga, ¿y cómo decretan que será fallida (Diccionario: dícese de algo que no alcanza el resultado que se esperaba o perseguía) si acaba de echar a andar?

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