Lo que viene siendo la democracia

Las urnas han configurado un mapa complejo y en esta ocasión le toca a la izquierda marcar el rumbo

Calculo que el nuevo Gobierno (bolivariano, podemita, batasuno y todo lo demás) no se va a poner a nacionalizar empresas, ni a cerrar colegios, ni impondrá el catalán en las oposiciones de todo el país. No creo tampoco que rompa el Concordato, ni que entregue la Mezquita a los árabes, ni va a mandar al exilio a la familia real, ni ninguna otra cosa excéntrica y radical con que nos quieren asustar algunos. No va a pasar nada de eso. Tomarán posesión los nuevos ministros y ministras y se pondrán a trabajar, lidiarán con sus tensiones internas y con las externas, tratarán de legislar, de encontrar acuerdos, de ir rebajando las tensiones territoriales. Impulsarán, supongo, medidas de izquierda, o socialdemócratas al menos. Del mismo modo que en Andalucía el Gobierno de la Junta impulsa medidas liberales o conservadoras, fiel a sus ideas. Lo habitual en estas democracias de equilibrios.

Sacarán adelante algunas leyes, les tumbarán otras, intentarán actualizar esos Presupuestos que ya bastante han estirado, acertarán y se equivocarán, posiblemente a partes iguales, dimitirán algunos, montarán algún numerito que otro en el Parlamento, inaugurarán cosas, subirán algunos impuestos y bajarán otros, se pelearán en Europa, viajarán mucho, y darán muchos titulares.

Espero que todo esto pase cuanto antes, y que los ciudadanos vayamos comprendiendo que ni los regionalismos rompen España, ni las hordas rojas queman iglesias, ni las feministas destruyen la familia. Y que la única pesadilla que puede hacerse realidad es la que genera esta polarización de la sociedad tan inventada, tan fake, tan conveniente, tan vacía.

Porque resulta que cada una de las personas que se van a sentar en el Parlamento, en el Senado, están allí respaldadas por los votos de los ciudadanos, son la expresión de una voluntad popular (imperfecta, ya sabemos) que se ha cuarteado y fragmentado como reflejo de una sociedad moderna también cuarteada y fragmentada.

Espero que todo esto pase cuanto antes. Y comprendamos que lo único que ha ocurrido es que las urnas han configurado un mapa complejo, y que en esta ocasión le toca a la izquierda marcar el rumbo, para equilibrar así las políticas conservadoras y liberales que marcaron los gobiernos anteriores. Así funciona la democracia. No vale ser demócrata sólo cuando el viento sopla a favor de nuestras ideas.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios