Una vía de agua

Con cara de Peter Pan, Iglesias dice que Podemos no acosa a periodistas. Esconde que su 'lado' de capitán Garfio lo hace

Las presuntas amenazas de dirigentes de Podemos y el acoso en twitter a redactores que informan sobre este partido han abierto una polémica sobre la libertad de expresión. Un comunicado de dureza inusual de la Asociación de la Prensa de Madrid ha condenado estas presiones. Pablo Iglesias, con cara de Peter Pan, ha dicho que si eso fuera cierto sería un delito y ha concluido que los perjudicados deberían ir al juzgado.

En defensa de Podemos, hay quien recuerda que los periodistas reciben presiones de todos los partidos y la APM no las ha condenado. No es cierto: en los últimos tiempos ha denunciado la manipulación en RTVE, reprobado a Cebrián por su campaña contra varios medios y criticado al PP por sus quejas del trato informativo a Rita Barberá. La brigada tuitera morada ha contraatacado embistiendo contra la presidenta de la Asociación, Victoria Prego. Ella no revela nombres ni pruebas para proteger a quienes pidieron amparo a su asociación.

Es un hecho que políticos de todo signo presionan e incluso amenazan a los periodistas. En esta materia, como en tantas otras, Podemos ya no se diferencia de los demás. Y también es cierto que otras muchas profesiones y oficios sufren presiones a diario: médicos de familia para que receten menos y así reducir el gasto farmacéutico; jueces o fiscales, en asuntos que afectan a poderosos empresarios o políticos, y hasta entrenadores o árbitros de fútbol. La vida misma.

Iglesias se queja de que su partido es víctima de un cerco mediático. Tiene mala memoria. Se olvida que él es un producto de determinadas televisiones y también que esconde su lado de capitán Garfio. En este sentido, tuvo una actuación memorable en la Facultad de Filosofía de la Complutense hace un año. Está en YouTube. Dijo que estaba emocionado de que los lectores de Platón allí congregados quisiesen hacerse un selfie con él. Citó por su nombre y apellido y señaló ¡seis veces! a un periodista de El Mundo, para ridiculizarlo y mofarse de él. Se regocijó de que los periodistas presentes tuviesen miedo. Y cuando una redactora le reprochó su actitud, afirmó muy campanudo que aquello no era una rueda de prensa, que aquello era "la universidad". Así consiguió una fácil ovación de sus seguidores, que abuchearon a los periodistas mientras abandonaban la sala.

Esto no lo ha hecho nadie antes en España. Ni siquiera el volcánico Fraga de la campaña de 1977. Quizá sólo Jesús Gil. Por ahí fuera, es el estilo de Trump, Le Pen, Maduro y gente así. La APM ha abierto una vía de agua: tendrá mucho trabajo en el futuro.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios