Antonio Carrasco

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Otra vez

Huelva es la tierra de las oportunidades perdidas, la provincia que tiene casi de todo y no tiene casi de nada

Huelva es la tierra de las oportunidades perdidas, de las potencialidades por desarrollar y de los casi, porque tenemos recursos para disponer casi de todo y no tenemos casi de nada. Duele mucho. Presumimos de unas playas envidiables a las que no se pueden llegar, una agricultura en vanguardia cuyo crecimiento queda condicionado por la carencia de infraestructuras, un superávit hídrico desaprovechado mientras se castigan acuíferos por la falta de una red acorde o un paraíso en la sierra desconectado del resto de un territorio desestructurado... Y así podríamos seguir. Cada vez que alguien nos dice "pues tenéis de todo" más duele. Dejando al Puerto con su crecimiento exponencial al margen, la realidad de la provincia es tan gris que ver cómo se aparca una oportunidad única como es el Ceus indigna. Nos prometieron que seríamos la clave del desarrollo aeronáutico nacional, la punta de lanza de una España en vanguardia en uno de los sectores con más futuro y margen de crecimiento. Nuestra periférica ubicación geográfica volvía a ser una ventaja cinco siglos después. A esperar de nuevo.

El centro de pruebas para aviones no tripulados no es mas que el último de esos trenes que se escapan. En pocas estaciones con menos tráfico que la de Huelva veremos más trenes pasar de largo. Debía ser una locomotora del desarrollo onubense en el próximo medio siglo, una oportunidad para la reindustrialización de una provincia huérfana de un motor económico de esa dimensión, capaz de generar riqueza directa y alimentar a su alrededor todo un complejo auxiliar con un impacto liviano sobre el entorno natural. El duro golpe de la crisis del Covid-19 nos demuestra que los territorios que abrazaron los servicios como pilar productivo sufren más frente a la resistencia de aquellos con una industria potente.

A Huelva le toca esperar otra vez mientras vuelan los cuchillos de la culpa. Volverán los debates de moqueta y nuevos plazos. Otra vez. El problema es la falta de financiación reconocen todos. Como si la ausencia de la provincia en los presupuestos fuese una novedad. Las administraciones intervinientes miran a Europa. Mejor esperar a que lleguen de Bruselas.

Diez años de promesas perdidos, con un replanteamiento futuro sin plazos. Quizá el Ceus sea una triste metáfora de la que sacar otra lectura. Es una prueba de que este avión en potencia llamado Huelva no tiene quien lo pilote. No hacen falta centros de ensayos para comprobarlo.

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