Tiene migas que a estas alturas se nos venga a instruir desde el Instituto Andaluz de la Mujer sobre esa gran mentira histórica que, siglo a siglo, permanece en millones de seres, que ha promovido y sigue promoviendo la entrega en cuerpo y alma a la persona amada, a través de esa química tan poderosamente indefinible e ineluctable, como el "amor romántico".

Más que migas, ya que esta agencia de la Administración autonómica, sin ton ni son, ha decidido reescribir la ciencia biológica, la ética, la dignidad, la espiritualidad y la filosofía femeninas de un plumazo. Ahora resulta que según ella "el amor no duele" y el corazón traspasado por la flecha de Cupido es una estupidez romántica que genera, "relaciones tóxicas, dañinas y situaciones de desigualdad". Adiós San Valentín y el movimiento liberal del XVIII al vertedero, porque éstas damas han decidido que lo que hemos creado y recreado a través de la literatura, el arte, la poesía, la música, todo impulso irracional y tal vez, inmensa locura, es una muestra desechable, ídolos falsos que impulsan hacia la "violencia de género". Una nefasta e inédita conclusión.

No poseo el don de la evidencia pero lo que no necesita demostración es que el amor es la causa directa de nuestra existencia, el motor que alimenta la vida, aquello que aún después de la muerte, permanece, según las escrituras, las partituras, las míticas leyendas de ayer y las de hoy, las de Gustavo Adolfo Becquer y las de Joan Báez, las de Mozart y las de John Lennon, las de Schubert y las de Whitney Houston, las de Bicet y Pavaroti... las del Duque de Rivas, Goethe, Lord Byron, Hegel, Poe... hasta las de Ruiz Lafon, Paul Auster, Rhonda Boyne, Stieg Larsson, Gonzalo Amaral... y cuanto usted desee.

Según la teórica del "amorío indoloro", todo el muestrario de proverbios y dichos, de cánticos ancestrales y sentencias, rogativas y danzas, misticismo... todo el cimiento intelectual, costumbrista e inmaterial que ha sobrevivido como reacción al materialismo y a cualquier forma opresiva contra la libertad creadora, intuitiva y exaltadora de esa imperecedera conmoción, es contraria a las relaciones de pareja que pregonáis como seña de identidad para lograr romper con los mitos y lograr el éxtasis real. De circo.

Alguien debiera saber que desde hace XXI siglos se halla escrito un relato revolucionario. Decía así: "Compañera os doy y no sierva". Creo que el IAM no existía.

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