Se va, se va...", dice una vieja canción. Se va el año a Dios gracias. Digo esto porque si bien ha sido un año en el que se ha podido celebrar cuanto nos impidieron los anteriores, hay importantes rémoras todavía preocupantes, la zozobra que nos provoca una guerra increíble en esta época, la situación económica con una inflación considerable, la desaceleración del crecimiento trimestral, unos precios de productos básicos excesivamente elevados y los sobresaltos que un día sí y otro también nos causan el gobierno y sus compañeros de viaje. Inmersos en tan delicada circunstancia, absolutamente insólita, inaceptable y reprobable, provocada por esta desquiciada y más bien grotesca coalición de gobierno, inductora del riesgo que en los últimos días estamos corriendo, contemplamos alarmados e inquietos como se pone en peligro la supervivencia de nuestra bien lograda democracia.

Todo parte de un principio vital para el gobierno presidido por Pedro Sánchez, que, incumpliendo su programa inicial y contrariando todas sus promesas con la consiguiente decepción para muchos votantes, asienta su mandato, ensoberbecido con el tiempo, en una coalición cuyos socios le imponen unas reivindicaciones a las que accede inexorablemente, si quiere mantener la gobernabilidad, cediendo a inconcebibles chantajes y convirtiéndose en rehén de tan implacables e insaciables socios. El ciudadano de buena conciencia ve alarmado como el espíritu de la Transición y cuarenta años de convivencia social, política y económica, cimentados con la más noble intención y voluntad en favor de la libertad y la democracia en España, se pueden ir por el sumidero de la Historia - Historia que se amaña e instrumentaliza -, con este asalto al Estado de Derecho e invasión de los órganos jurisdiccionales, tratando de dominar todos los poderes legales y eliminando sus legítimos contrapesos. Todo con un interés mezquino y un pretexto falso: la homologación con otras naciones de la Unión de estos delitos, cuando es bien sabido que no es así y que hay países que los sancionan con mucha más dureza.

Muy significativo es el resultado de la encuesta DYM para el Grupo Joly, que publicaba nuestro periódico el pasado día 21, en la que el PP mantenía su liderazgo electoral, y en la que se mostraba un claro rechazo a las reformas de sedición y malversación. Se preguntaba a los encuestados: "¿Diría que las reformas de los delitos de sedición y malversación debilitarán el Estado de Derecho?" Casi un 57% contestaba que sí contra algo más del 26. En cuanto a si estas disposiciones han sido concesiones del gobierno a los partidos nacionalistas para aprobar los presupuestos: casi un 66% ha dicho que sí contra algo más del 19% que asegura "han sido promovidos para mejorar el Código Penal". Éstas y otras medidas han venido deteriorando inexorablemente la imagen del ejecutivo y cada día los ciudadanos son más conscientes de ello. El año se va… Otros debieran irse. ¡Feliz Año Nuevo!

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